“Ciempiés eléctricos”

Jorge Durán

Serpenteando, unos rojos, pintarrajeados otros, desde las 6 “a-me” hasta las 10 “pe-eme”, 24/7 dicen los modernos lexicómanos, los “ciempiés eléctricos” que tienen los cuencanos les cuestan un ojo de la cara. No se dan cuenta es porque pagan pasajes de agache. Después de todo, porque los subsidian, como casi todo se subsidia en el país del absurdo, y quien se atreve a revisarlos termina cual pulga en el pulgar.

Durante la época de bonanza, cuando se rompían alcancías, como las del Banco Central, para hacernos creer que llegaron los tiempos de la burbuja, les hicieron creer que por los “ciempiés eléctricos” viajarían 120 mil pasajeros por día, y que solito sobrevivirá a todos los pesares.

Total, ¡naranjas! Apenas viajan unos 20 mil. Y esto es. Y pagando un pasaje de 30 centavos, cuando, según los entendidos en finanzas, sostenibilidad y más vainas, dicen que deben cancelar mínimo 75 centavos, cuando no un dólar.

Y cuánto que costaron los “ciempiés eléctricos”. Es posible que nadie lo sepa al final del circo, cuyos malabaristas, payasos, magos, trapecistas y más bípedos domesticados para que no regañen aún andan sueltos.

Y no es que ya todo esté pagado. ¡Qué va! La ciudad sigue endeuda quien sabe hasta cuándo con los franceses, que no solo vendieron los “ciempiés”, sino que ahora deben vender los repuestos; pues a unos comienzan a fallarles las patas; ojos y antenas a otros.

Los cuencanos no saben, o se hacen los giles, de dónde saldrá el dinero para pagar por esos repuestos, peor cuánto costarán, como también se hacen de la vista gorda ahora que toca erogar 7 millones de dólares al consorcio que construyó el camino serpenteante por el cual circulan los “ciempiés eléctricos”, si bien sin hacer ruido, pitar ni lanzar humaredas.

Eso por haber perdido un laudo arbitral; y otro está por resolverse. Es casi seguro que correrá igual suerte, si bien vendrán con el cuento de que la cantidad a pagarse no es la exigida por los demandantes, para el colmo, también franceses, a los que les aplicaron la terminación unilateral de los contratos, supuestamente por incumplidos, aunque al final del día no se sabe quién mismo fue el incumplido.

Y ahora el cuento de siempre. Aquel del ya, ya, ya mismo la integración del “ciempiés eléctrico” con los “humillantes”. Pero hasta tanto ¡qué caray!, que hay que seguir subsidiando con USD seis millones anuales; pues dinero municipal es lo que más abunda, si hasta se “compran” radares por USD 3,2 millones únicamente para impartir educación vial a los cuencanos. (O)