Panorama económico sombrío

En estos días previos a la posesión de Daniel Noboa como presidente de la república arrecian los análisis, sugerencias, observaciones y hasta ciertos temores sobre la situación económica del Ecuador.

Todo gobierno depende de lo económico para cumplir sus ofertas de campaña, pagar deudas a proveedores y organismos seccionales, sueldos a la burocracia, en fin, toda una cadena de cuentas y más cuentas, algunas en rojo, situación no siempre reflexionada la hora de exigir y exigir recursos.

Noboa habló en Estados Unidos sobre el apremio de un “préstamo puente” por parte de los multilaterales para poder reflotar, en especial con miras a pagar créditos externos entre 2024 y 2029, so pena de caer en default, un pronunciamiento asimilado internacionalmente con miedo, repercutiendo en el alza del riesgo país.

Para quienes monitorean la economía nacional, dentro de aquel periodo el Estado deberá cancelar USD 21.053 millones por concepto de deuda externa, sin contar los intereses.

Al gobierno de Daniel Noboa, de aquel monto le corresponderá pagar USD 5.380 millones. La diferencia lo hará su sucesor, tentativamente él mismo si es reelegido como es su intención.

La deuda ecuatoriana, de acuerdo a las cifras difundidas, es de USD 75.227 millones. El 54 % corresponde a la externa. La diferencia a la interna, cuya renegociación será necesaria plantearla.

A este panorama turbulento se enfrentará el joven mandatario; y eso sin tomar en cuenta el abultado déficit fiscal, la posible baja recaudación tributaria en 2024, el cierre del campo Yasuní ITT y los efectos de El Niño.

Habrá tomado los primeros recaudos para paliar semejante situación, cuya claridad y confianza permitirán atraer inversiones extranjeras, aun las internas, para reactivar la economía, tener recursos frescos a fin de enfrentar la inseguridad, otra urgencia exigida por la población.

Las primeras decisiones del nuevo gobernante en esa materia permitirán vislumbrar el rumbo del país.