La crisis del IESS toca fondo

¿Quién salva al IESS de su catastrófica situación económica?

La información difundida por el Instituto apenas es una muestra de la crisis. No se trata de una crisis cualquiera, sino de una de tipo estructural y, por lo tanto, requiere de soluciones profundas, técnicas, no políticas, peor coyunturales ni sujetas a concepciones alejadas de la realidad de los tiempos.

No es novedad, pero, según el comunicado institucional, se confirma el dato: en 2023 se gastó USD 714 millones para pagar remuneraciones a casi 35 mil funcionarios. Esto representa el 7 % de su presupuesto anual.

Frente a 2022, para 2023 el gasto en nómina representó un alza de USD 55,3 millones; superó en más de 100 millones a la de 2019, y en 23 millones a la de 2020.

Cuando la situación se torna insostenible, las autoridades del IESS anuncian “optimizar” la nómina. Aplicarán la poda en el área administrativa a fin de no afectar los servicios de salud y las prestaciones; pues del total del aparato burocrático el 81 % corresponde al personal médico.

Sin embargo, entre los despedidos constan médicos y enfermeras con contrato ocasional. Esto, según se advierte, impulsará las tan cuestionadas y cuantiosas “derivaciones” de pacientes a los hospitales privados.

El presupuesto del Instituto es deficitario. Los gastos superan a los ingresos. Esto complica los pagos de las prestaciones de sus diferentes seguros, como las pensiones jubilares, lo cual tampoco es nada nuevo ni de reciente data.

En estos días, otra información refleja el fondo de la crisis: tanto el “IESS como el Estado tienen al mismo tiempo, por primera vez, iliquidez”.

Sin dinero el Estado no puede pagar al IESS el 40 % correspondiente a las pensiones jubilares. Por este y otros conceptos la deuda acumulada supera los USD 10 mil millones.

Es más, tomará USD 1.408 millones de sus ahorros administrados por el BIESS, por cuya razón entregará menos créditos hipotecarios y quirografarios a sus afiliados.

Terrible. El IESS está de mal en peor.