Reformas a la Ley Penal para facilitar los deseos de impunidad. Regulaciones desde la Asamblea entorno a las bandas y los bandidos. Desmedido intento por destituir a la Fiscal General del Estado -que investiga los delitos y la corrupción- a través de un juicio político sin pies ni cabeza. Vil coincidencia.
En mitad de un conflicto armado interno, de inseguridad y de delincuencia que vive el Estado, desde la Asamblea -con pactos y dichos de quebrantados pactos- se hacen ejercicios de populismo penal que tipifiquen y regulen nuevos delitos e incrementen penas para dar gusto a un sector. Sí. Pero lo grave, lo que esconde, diseñan disposiciones para la impunidad. Suspenden sesiones de manera burda, burlándose de los ecuatorianos; sus directores se van del país y dejan en cualquier mano la dirección de la Asamblea; y a la par, aceleran todo para destituir a la Fiscal General.
La norma penal es sustancial para combatir el momento que vive el Ecuador. Como las armas para la fuerza pública en las calles, el Código Orgánico Integral Penal (instrumento jurídico) para los jueces que deben cumplir y hacer cumplir la Ley. La norma penal es la que regula el poder estatal para castigar los delitos, no es cualquier ley, ninguna norma es cualquier cosa, y aún menos se puede querer establecer la lógica de aprobar secciones enteras sin discusión de cada artículo.
Expliquemos. En Derecho existe una interpretación fundamental para mirar el alcance de un enunciado normativo cuando se tenga conflictos para saber su sentido. Es la interpretación histórica y genética, que permite ir a las actas de discusión de una sesión parlamentaria, mirar los requerimientos, cambios, discusiones, fundamentaciones, razones y debate, y así encontrar el verdadero sentido/intención de una norma. Para eso se requiere la aprobación por capítulos. Fácil.
Seguramente, digo, la Fiscal estorba a los mismos que se benefician de la -coincidente- intención del populismo penal. (O)
