El poder, el valor y el honor de los buenos

Guillermo B. Vélez Faicán.

Bien se dice, que el “PODER” es la facultad que tiene una persona para influir de manera positiva o negativa sobre un grupo social, y por supuesto la ejecución de ese poder está dado por la autoridad que tiene esa persona para dar órdenes en virtud de su posición o jerarquía, al “VALOR HUMANO” se lo define como el conjunto de principios que definen nuestro comportamiento como personas, el mismo también contempla las creencias fundamentales que nos ayudan a elegir el cómo actuar, frente a diversas circunstancias de nuestra vida, al “HONOR” se lo conceptualiza como la cualidad moral que lleva al cumplimiento de los propios deberes respeto al prójimo y al de uno mismo. Dentro de una sociedad o estado, cuando sus autoridades y sus ciudadanos no entienden, ni practican con rectitud moral los conceptos del poder, del valor y del honor, el principio y el fin del camino de su democracia y progreso se detienen y el mismo más temprano que tarde se dirige hacia la pràctica cotidiana de la violencia e inseguridad y hoy como consecuencia de ello lamentablemente nuestro querida patria está inmersa en el fondo de una profunda crisis y descomposición ética y moral de sus poderes: político, económico, social, electoral y jurídico como fruto y consecuencia de una democracia mal entendida, mal interpretada y pésimamente conducida sobre todo por gobiernos de carácter totalitario y dictatorial, cuyas agendas seudo- revolucionarias han llevado a que nuestro país lamentablemente pasara de la paz a la guerra, de la “Unidad Nacional” al resquebrajamiento de la misma, de la prosperidad a la pobreza, de la honradez a la corrupción, de la información a la desinformación, del sano espíritu militar a la insubordinación de sus jerarquías, de la justicia a la injustica, de la libertad de expresión a la inmediata persecución de todos quienes no se encasillaban en sus ideas, de la lealtad a la deslealtad, de la verdadera soberanía a una soberanía mentirosa, del auténtico patriotismo a la indiferencia con los símbolos patrios, del poder mal entendido al culto de un autoritarismo prepotente, del auténtico valor de nuestros recursos a la feria corrupta del que más coimas ofrecía, del honor al deshonor, de la amistad a la enemistad, de la exportación de productos legales a ilegales, de la sana pràctica de valores y principios a la malsana ejecución de invalores, en fin ….. todas estos vicios del poder, del valor y del honor mal entendidos nos condujeron al abismo del cual hoy, los mismos acólitos ya dicen, que nos quieren rescatar, por lo tanto el fenómeno de la causa-efecto, hoy está a la vista sobre todo de quienes aun viendo no quieren observar, esta dura y penosa realidad hoy nos duelo a la mayoría de los buenos ecuatorianos por cuanto hoy testificamos con profunda indignación los diversos entretelones de la corrupción que de manera sistemática han tejido las diversas mafias de la política, de la justicia y de ciertos malos elementos de la Fuerza Pública, las mismas que con el uso de su violencia y complicidad han prostituido el sano ejercicio de sus responsabilidades, por lo tanto hoy es un deber cívico para que todos los ciudadanos ecuatorianos respaldemos, respetemos y relievemos el valor, el coraje y el sentido de paria de todos esos liderazgos honrados, valientes y cívicos que sacaron a la luz el pus y la metástasis que han carcomido la dignidad, la soberanía y el desarrollo e nuestra patria, es hora de que todos entendamos que el mensaje y la vida de circunspectos y de ejemplares políticos no solo quede en la memoria, sino que su presencia hoy sea enaltecida y defendida por todos le ecuatorianos de bien, hoy es hora de levantar la voz para respaldar el poder, el honor y el valor de quienes hoy inclusive a costa de sus vidas defienden la prevalencia de la verdad y justicia. (O)