Inconductas ciudadanas

En estos cinco meses de 2024 van cuatro accidentes de tránsito a lo largo de la ruta tranviaria. En 2023 fueron veinte.

En todos ellos, los vehículos tranviarios son chocados por automotores pequeños, entre ellos taxis.

La semana anterior no fue la excepción, producto de la desatención del conductor de un taxi, detenido luego de intentar huir.

Los tranvías tienen su carril exclusivo. Sus paradas han sido técnicamente establecidas, perfectamente sincronizados sus semáforos para no coincidir con los destinados para los demás vehículos.

Durante los primeros meses o años de la puesta en funcionamiento el sistema tranviario, choferes de los otros automotores respetaban los tiempos fijados en los semáforos mientras pasaban los tranvías.

Por medio de varias campañas de información, los conductores fueron “educados” para respetar esas señales; igual los tiempos, así los consideren excesivos en función de sus conductas estresantes, condimentadas de prepotencia o de creerse superdotados para el volante.

Ahora no. Como ocurre con los otros semáforos, ni bien pasa un tranvía arrancan veloces. Si alguien quiere respetar la luz roja así aquel vehículo esté a 30 o 50 metros, debe soportar la “pitadera” e insultos de quienes están detrás.

En los redondeles la situación es similar, como ocurre también con la invasión de la ruta tranviaria.

¿No lo entienden?, ¿No lo quieren entender, ¿Eso somos?

En nuestras actuaciones individuales y colectivas reflejamos nuestra personalidad, nuestro grado de educación impartida en el hogar y la adquirida en el sistema escolar, nuestro amor por la ciudad, nuestro respeto por los bienes públicos – el tranvía es uno de ellos, en fin, damos vida a Cuenca, tan apreciada y valorada en otros lares, donde, a lo mejor, ignoran el mal comportamiento de unos cuantos.

Pero “casa adentro” los conocemos. A ellos les debe caer todo el peso de la ley y la reprensión moral de los demás ciudadanos.