¿Fin del ciclo alcista de tasas de interés?

Bladimir Proaño

El sistema financiero todavía debe trabajar en una acertada política de manejo de tasas de interés. Las decisiones de las diversas tesorerías son tremendamente aleatorias, sin una adecuada percepción del riesgo de sus posicionamientos. Existe una presión fuerte desde el sector real y las familias, por una revisión a la baja de las tasas de interés. La evolución de las fluctuaciones de las tasas de interés, la podemos apreciar de mejor manera al presentar cuánto se desvían por encima o por debajo de la media. El resultado es muy importante: entre enero y abril del 2023 la tasa activa representaba alrededor del  20 % del promedio, actualmente representa el doble (40 %). Esto quiere decir que hace un año las tasas variaban 2 puntos por debajo o por encima de la media de 9 % mientras que ahora varían unos 4 puntos. No se vislumbra el fin de los aumentos en la tasa de interés nominal, a pesar de que no necesariamente exista un apretamiento monetario. La liquidez evidenciada en el primer trimestre de este año muestra una menor variación respecto del mismo trimestre del año anterior. Esto puede continuar por varios meses más después de haber iniciado una pausa, si las expectativas de inflación continúan ascendiendo.

En ambos periodos comparados, en el país, gracias a la dolarización, las tasa de interés reales son positivas, es decir todavía es posible evitar la erosión del dinero. Pero también, el Banco Central (BC) debe evitar tener tasas reales extraordinariamente altas por un periodo demasiado prolongado, ya que en Ecuador la inflación se está comenzado a alejar del nivel que el país y el BC nos viene teniendo acostumbrados (< 3 %). En consonancia, investigaciones realizadas, la disponibilidad de crédito proporcionada por las entidades bancarias en Ecuador está significativamente vinculada, de manera positiva, al margen de intermediación financiera. En este contexto, la restricción de elevar la tasa de interés activa, por encima de los límites impuestos por la autoridad monetaria, conlleva una clara limitación en el margen de intermediación financiera. La regulación de tasas dificulta un costo del crédito por debajo del que se establecería si las tasas se fijara siguiendo las reglas del mercado, por lo que la demanda crediticia puede aumentar más por los requerimientos de crédito, que por una reducción de tasas (excepto la porción de demanda relacionada con la inversión) y desregularse le da la oportunidad a la banca de cobrar más a aquellos segmentos que hoy están fuera de sus portafolios, y aprovechar mayores ganancias construyendo carteras óptimas, Este fenómeno implica que, al acercarse la tasa de interés activa al valor límite, se debe reducir la oferta de crédito, afectando principalmente a los demandantes de crédito considerados de mayor riesgo por la incapacidad de aumentar la tasa activa, mientras que la tasa pasiva tiende a aumentar debido a las necesidades de fondos para mantener sus operaciones. Esta situación (aumento de la tasa pasiva) se da en un mercado de alta rivalidad, impulsada por el surgimiento de instituciones financieras alternativas. (O)