La fotografía

El desafío principal de Daniel Noboa, presidente en funciones y aspirante a la reelección, es convencer al electorado de que su gestión justifica la continuidad en el poder. Para lograrlo, debe enfrentar un obstáculo clásico de toda reelección: el desgaste natural del ejercicio presidencial, marcado por aciertos, errores y decisiones que afectan la percepción pública. En este escenario, la credibilidad de la voz presidencial y la de su equipo se vuelve un activo estratégico que requiere especial cuidado.

La reciente difusión de una fotografía junto a Donald Trump generó una ola de expectativa, precisamente por la sensibilidad del momento electoral. El gesto, más allá de lo anecdótico, fue interpretado como una señal de alineamiento político y, por inferencia, como una posible puerta abierta a beneficios diplomáticos o comerciales con Estados Unidos. Las declaraciones del propio mandatario reforzaron esa lectura, que se propagó rápidamente tanto en redes sociales como en conversaciones cotidianas.

Sin embargo, la realidad se impuso con prontitud. El anuncio de un recargo del 10% a las exportaciones ecuatorianas hacia Estados Unidos disipó cualquier ilusión. Ese porcentaje, aunque es el mismo que enfrentan países sudamericanos —excepto Venezuela—, desarmó la narrativa implícita en la fotografía. El mensaje fue claro: ya sea con Milei, que simpatiza con Trump, o con Petro, que ha confrontado abiertamente ciertas políticas estadounidenses, el principio rector sigue siendo el mismo: los negocios son negocios.

Así, la imagen que pretendía proyectar cercanía e influencia terminó por convertirse en un símbolo de impotencia diplomática. Y en política, los símbolos importan. Cuando una representación no se alinea con los hechos, pierde eficacia comunicacional y se transforma en un significante vacío, o peor aún, en un recordatorio del desencuentro entre el discurso y los resultados.

En una campaña que exige mostrar eficacia y liderazgo, la fotografía con Trump, lejos de sumar, expone una vulnerabilidad: la desconexión entre las formas y el fondo, entre el marketing político y la gestión real. Y eso, en tiempos de elecciones, puede costar votos.

DZM

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social con experiencia en coberturas periodísticas, elaboración de suplementos y materiales comunicacionales impresos. Fue directora de diario La Tarde y es editora.

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