Ha pasado algo más de un siglo y cinco lustros, desde que se instituyó oficialmente el Primero de Mayo, como el Día Internacional de los Trabajadores, fecha que recuerda la lucha por condiciones dignas de trabajo, sin que la motivación haya perdido vigencia.
Con el correr de los años, las condiciones y modalidades de trabajo han cambiado y lo seguirán haciendo, fruto de las innovaciones tecnológicas que no detienen su marcha.
La conmemoración invita a reflexionar sobre la necesidad de fuentes de trabajo y empleo que permitan mejorar la calidad de vida de toda la población, es decir no enfocarnos solamente en posicionar los derechos y garantías de quienes hoy tienen un trabajo, sino de aquellos que no lo consiguen.
Es momento de hacer cambios, de acabar con privilegios injustos y prebendas, que a pretexto de derechos sindicales o colectivos menguan las arcas del Estado, beneficiando a unos pocos en perjuicio de los más.
Que el Día del Trabajo siga siendo un espacio de alzar la voz en contra de la explotación, pero también a favor de que existan condiciones para cumplir con el deber social y la necesidad de trabajar. (O)