Apenas conocidos los resultados electorales, sin ningún fundamento ni base, los perdedores, léase correísmo, clarísimamente derrotados, lanzaron su proclama de “Fraude electoral” coreado de manera muy entusiasta por algunos extranjeros como el torpe Nicolás Maduro o el desvergonzado Petro que, sin saber nada proclamaron: fraude electoral. Claramente se pudo comprender que lo único que estaban haciendo es repetir, como eco, lo anunciado por la Rana René primero y por el prófugo después. Es parte de la sencillez de su esquema mental: si no ganan es porque alguien ha cometido fraude y eso es porque se han acostumbrado a ganar como sea, casi siempre mediante fraude en lo que son expertos, especialmente el prófugo.
En todas las elecciones en que participó y lideró el prófugo fue evidente el cometimiento de fraudes y gracias a ello terminó siendo triunfador. En esta ocasión la fuerza política opositora a la del prófugo, sabiendo cuáles son sus mañas, puso los mecanismos necesarios para impedir el cometimiento del fraude y, como podría esperarse, perdió en forma aplastante.
“Hemos perdido, luego hubo fraude” fue el axioma torpemente ilógico lanzado por la plana mayor. Solo cuando ganan dicen que las elecciones han sido limpias ¡Habrase visto tanta desfachatez!
No me cabe ninguna duda de que Correa y la plana mayor de la delincuencia política que le acolita estarán analizando las razones de su derrota pensando en cómo hacer para que en la próxima contienda no les ocurra lo mismo. El rictus de amargura y odio de la faz correuna tratará de poner algo de satisfacción al idear mecanismos para ganar a como dé lugar. Pero por si eso fuera poco, fuentes confiables de inteligencia militar han advertido seriamente la existencia de intentos de atentar contra la vida del presidente y altos funcionarios del Estado. Esto representa, en caso de ser verdad, el máximo nivel de desprecio a la institucionalidad del país y de la más baja calaña de esa gente.
Mucho de lo analizado nos hace ver que la tal RC, rechazada por el pueblo ecuatoriano, se dispone a dar guerra cerrada, sin tregua a las autoridades legalmente elegidas y que requerirán de paz y colaboración ciudadana para trabajar por el país. (O)