
El impacto ambiental de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) se ha convertido en una preocupación creciente, contribuyendo aproximadamente al 4 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, superando las del sector de la aviación. Con el pasar del tiempo se ha observado, que existe una relación que muestra una analogía entre las tecnologías y el crecimiento poblacional. Según datareportal; a principios del 2025 en Ecuador existían 15.2 millones de usuarios de internet alcanzado el 83.7 % de la población total; mientras que 13.50 millones de usuarios de redes sociales, siendo el 74 % de la población total. Tras este creciente impacto ambiental, se han puesto en marcha diversas iniciativas internacionales para fomentar prácticas tecnológicas sostenibles. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas destacan la importancia de las tecnologías energéticamente eficientes y la transición a soluciones digitales sostenibles. En los últimos años, las iniciativas de TI ecológicas se han centrado en mejorar la eficiencia energética en centros de datos, computación en la nube e infraestructuras del IoT. Mientras tanto, la investigación en software ecológico ha explorado algoritmos de optimización, modelos de eficiencia basados en IA y técnicas de programación de bajo consumo. Sin embargo, a pesar de estos avances, aún no existe un marco estandarizado para evaluar el impacto del software ecológico ni un acuerdo unificado sobre las mejores prácticas para su implementación. (O)