Autocritica urgente 

Juan F. Castanier Muñoz

Después que un equipo de futbol profesional, un organismo gremial o un partido político, ha superado determinado proceso, y no le ha ido bien en el mismo, pues es necesario que sus miembros se sienten a analizar cuáles fueron las razones para no alcanzar las metas propuestas o haber incurrido en un ruidoso fracaso, porque lo otro, es decir, echar la culpa de los malos resultados a los rivales, no es ni saludable ni lógico. 

Lo que debe entonces hacer la cúpula de la RC, una vez publicados los resultados electorales es, por ejemplo, recordar ¿quién o quiénes fueron las personas que dieron el nombre del señor Diego Borja como candidato vicepresidencial, ciudadano que no aportó ni un solo voto a la candidatura presidencial de RC? ¿Quién o quiénes fueron las personas que promovieron la alianza con el señor Iza, cuya carga de fanatismo y resentimiento condena al fracaso cualquier proyecto? ¿Quién o quienes dieron la venia para que las asambleístas Cabezas y Garzón fueran a la televisión y en diez minutos destrozaran cualquier intento de la RC por aparecer como defensores de la dolarización? ¿Quién o quiénes estuvieron de acuerdo con que se monte el video promocional de una conversación entre Patiño y Correa, en la cual el primero de los nombrados dice que los ecuatorianos desconfiamos del dólar? ¿Quién le aconsejó a la candidata González para que lance la propuesta sobre los “gestores de paz”, creación emblemática de la represión gubernamental en Venezuela y Nicaragua? ¿A quién se le ocurrió la idea de la tinta mágica y del doblez milimétrico para justificar la pérdida electoral? 

Entonces, y una vez contestadas las interrogantes, vendrá la autocrítica y la necesaria depuración de aquellos elementos que hicieron recomendaciones inoportunas, aconsejaron mal y asesoraron peor. Yo procuraré no volver a referirme sobre este tema, por tres razones fundamentales y, en tercer lugar, porque no formo parte de los cuadros de la RC y, nadie me ha pedido consejo sobre la situación descrita. Mi primo Matías Orfrenade suele ser sentencioso al respecto: “no es bueno andar dando consejos cuando no te los piden”. (O)

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