Los ocho árboles australianos “Araucaria excelsa”, fósiles vivientes del Mesozoico fueron comprados en Lima Perú, en 1875, para ser sembrados en el Parque Calderón de nuestra Cuenca, por parte de un extraordinario personaje, notable poeta en el verso clásico y el quichua; fue científico, escritor, filósofo, diplomático, periodista y botánico, me remito al Dr. Luis Cordero Crespo, árboles que están sufriendo por su cronología y condiciones ajenas a su hábitat natural en la isla de Norfolk de Australia. Debe este género arbóreo su nombre a la etnia chilena de los Araucanos, por poseer una especie nativa de estos gigantes de la Dendrología, como es la Araucaria araucana (piñonero o pino de brazos).
El Dr. Cordero, en la edición de su obra “Estudios Botánicos”, ya en 1911 citó: “que los ocho ejemplares situados en torno al jardín que circunda la pila central (hoy en el Campus de la Universidad de Cuenca), En ella permanecen, altos y pomposos, gracias a los cuidados de nuestra noble Corporación Municipal. Lástima será que el curso del tiempo les imprima aquel desagradable aspecto de ancianidad que suele deslucir aquellas admirables plantas”. 150 años más tarde, las vemos agobiados por el tiempo y hay que planificar técnica y criteriosamente su reemplazo. He leído que hay dos sugerencias fundamentales; la primera habla de un reemplazo con la misma especie, en cuyo caso la Municipalidad dispone de ejemplares algo crecidos que darán elegancia y mantendrán la imagen de nuestro principal escenario citadino. La otra posibilidad sugiere sembrar nogales u otras especies nativas. La elegancia de las Araucarias por altura y disposición de las ramas, convoca a no dudar en volver a mirar jóvenes y hermosos ejemplares de estos majestuosos árboles que dieron imagen e identidad a nuestra capital austral.
En comparativo proceso, hiere que el Parque Nacional el Cajas y área vecina, posea un gigantesco pinar con esta exótica especie, que deteriora suelo y agua con proceso de acidificación e introducida por el Ministerio de Agricultura, años atrás, que hoy ocupa espacio de pajonal determinado por la Naturaleza, luego de la última glaciación, hace más de 10.000 años. Sin son ni ton, craso error. (O)