El postalfabetismo puede ser visto como una mutación antropológica producida por una forma muy particular de acceso al conocimiento, en las que el texto deja de ser hegemónico en la estructuración del pensamiento. Esta suerte de deserción del texto refleja una crisis de la educación donde la palabra escrita y leída, era la forma hegemónica de producción del sentido. Si el lenguaje deja de mirarse a sí mismo, deja de poder interpretar críticamente el mundo. Sin el texto, difícilmente el pensamiento puede detenerse en esos pequeños pero fundamentales actos de metacognición, peor aún, sin el texto el esfuerzo por construir puentes narrativos, por construir caminos lógicos y reflexivos, por crear la posibilidad del diálogo con los otros, desaparece. Pero existe un desplazamiento aún más preocupante. Desde esta dislexia estructural, la sociedad actual va pasando a la a-léxia donde no solo se lee menos, sino que se deja de pensar desde la escritura. En esta deriva, la emergencia de tecnologías como Alexa -símbolo de una oralidad automatizada- revela un giro de época: de la escritura como forma de pensamiento reflexivo, a los comandos de mando como dispositivos de eficiencia, rapidez y funcionalidad. La paradoja es que los dispositivos que se justifican como prótesis epistémicas que facilitan el acceso urgente al conocimiento, pueden reducir la propia posibilidad de reflexión. (O)
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