Basura emocional

Vivimos en una época donde se recicla plástico, se reduce el uso de papel y se debate sobre el calentamiento global, pero ¿qué hacemos con la basura emocional? Esta forma de desecho no ocupa espacio en vertederos, pero sí contamina nuestras relaciones familiares, sociales, institucionales y culturales. La “basura emocional” está presente en las emociones no procesadas como la culpa, el miedo, el rencor o la frustración, que se acumulan como residuos de experiencias mal digeridas.

Esta acumulación revela, por un lado, la ausencia de autoconocimiento. Sócrates decía que “una vida sin examen no merece ser vivida”. Lamentablemente, en la actualidad se privilegia la inmediatez y la productividad sobre la introspección. Las emociones incómodas se reprimen, se ocultan o se disfrazan de ironía, éxito o indiferencia. No sentir o no saber qué sentimos es una forma de pérdida de humanidad.

Por otro lado, la basura emocional se convierte en violencia estructural: adultos frustrados que educan con gritos, profesionales estresados que reproducen ambientes tóxicos, comunidades incapaces de resolver conflictos sin polarización. Las emociones no gestionadas se convierten en patrones culturales. Así, el malestar íntimo se institucionaliza.

Pensemos con una mirada más amplia: toda cultura elabora rituales para canalizar emociones colectivas. Hoy, en cambio, los rituales modernos, como las redes sociales, no promueven la catarsis sino el exhibicionismo emocional, dejando intacto el problema de fondo. No se trata de expresar más, sino de comprender mejor.

La basura emocional no se ve, pero se siente. Nos habita y nos dirige. Su tratamiento no es solo personal, sino también político y cultural. Tal vez el futuro no dependa solo de cuánto reciclamos el plástico, sino de cuánto reciclamos nuestros dolores; porque una sociedad emocionalmente contaminada también enferma su humanidad (O).

Lcda. Nancy Negrete

Periodista y docente universitaria. Especializada en Ciencias Sociales, Antropología, Pedagogía y Medios Impresos. Actualmente, cursa un doctorado en Educación en Argentina.

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