Meditaciones y recuerdos

Entre el mundo espiritual y el material existe un sendero que recorremos como si estuviéramos adormecidos por el sueño. Si no existiera este sendero entre nuestras vidas y las de aquellos que nos han dejado, no habría habido jamás profeta, poeta, ni sabio alguno.

Es una noche de mayo querida mamá: acabo de encerrarme en mi aposento, para conversar unos minutos contigo; en este momento siento tu presencia como un espíritu encantado flotando en la habitación, un espíritu bello y afligido que me atrae con su ondular y me hace verte como a dos personas: una que revolotea sobre mi humanidad con enormes alas semejantes a las de un cóndor, y la otra, está encadenada a una gran roca.

 La primera persona vivifica mi corazón y aplaca mi espíritu, porque la mecen los rayos del sol, mientras que la segunda, hace que mi corazón no sufra, porque es prisionero de las vicisitudes del tiempo.

Me gustaría que sigas siendo capaz de hacer que una antorcha encendida descienda de los cielos e ilumine el sendero de mi vida, pero dime ¿qué ley o qué fuerza ha encadenado tu cuerpo y te ha colocado entre aquellas que nacieron, murieron y aún no han sido sepultadas?

Puedo verte mirándome no con ojos críticos sino esperanzados, lo que me hace añorar el pasado, y al mismo tiempo soñar el futuro con el corazón pleno renovado de entusiasmo.

Ayer me contentaba con desempeñar papeles secundarios sobre el ilimitado escenario de la vida, pero hoy he descubierto que tal contentamiento es una forma de indolencia. Solía mirar a la vida a través de lágrimas y sonrisas, pero hoy la miro a través de dorados rayos de luz que imprimen fuerza al alma.

Al celebrar el día universal de la madre, pienso que es una pena que la civilización moderna haya hecho a la mujer más lúcida, pero incrementado sus sufrimientos por la codicia y la vanidad. Algunas mujeres y madres, caminan ciegamente en la luz, pero ahora muchas de ellas caminan en la oscuridad con los ojos abiertos.

Es mi anhelo, de que llegue nuevamente el día, en el que la belleza, el conocimiento, y la virtud, aunadas la fuerza espiritual, se conjuguen en una madre.

Mes de mayo, dedicado a las madres; las meditaciones, los recuerdos y pensamientos, acuden congregándose en mi alma, frente a mí se aglomeran los espectros de mis noches lejanas de niño, disipándose después como las nubes que en el horizonte el viento desmadeja y las deposita en los rincones de mi alma y de mi corazón. (O)

Dr. Hernán Abad

Médico Neumólogo, Postgrado Universidad de Chile. Socio fundador Academia Ecuatoriana de Literatura Moderna e Historia. Miembro activo del Club de Leones de Cuenca.

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