
Sidcay, parroquia rural del norte de Cuenca, es un territorio donde conviven la historia, la tradición artesanal y la tranquilidad del campo. Ubicada a 15 kilómetros de Cuenca, ofrece múltiples opciones para quienes buscan alejarse del ruido urbano y reconectarse con la naturaleza.
El recorrido puede iniciar en el centro parroquial, donde se levanta la iglesia dedicada a la Virgen de la Merced. Cada domingo, tras la misa, la plaza se llena de aromas tradicionales: empanadas pequeñas de queso o verde, cuy asado, fritada y morcillas forman parte de la oferta gastronómica que atrae a los visitantes.
Artesanías
La artesanía es parte de la identidad sidcayense. En su casa-taller, Dora Orellana continúa el legado familiar del tejido de la paja toquilla y mantiene viva la tradición. Elabora sombreros y objetos utilitarios.
Su trabajo, junto al de otras tejedoras, fue reconocido en 2016 con la presea «Cuenca Patrimonio Cultural de la Humanidad» para la Asociación Manos Tejedoras de Sidcay (Teje Sidcay).
“Esta artesanía ha sido nuestro sustento por generaciones”, afirma Dora, aunque reconoce que las ventas han disminuido en los últimos años.
En el sector, Juan Bernal transforma hojalata reciclada en coloridas flores, aves y adornos. Su taller, ubicado en el centro parroquial, es una parada recomendada para quienes buscan una muestra de la creatividad hecha a mano.

Rutas de fe
Sobre una colina cercana al centro parroquial se encuentra la Gruta de la Virgen de la Nube, un sitio de devoción al que se accede por un sendero rodeado de árboles. Desde allí, en días despejados se pueden apreciar las montañas que rodean a Sidcay, Checa, Sinincay y Sayausí.
Cada primer domingo de mes se reza en este espacio de 08:00 a 12:00. Este mayo, en honor al mes de María, los vecinos dedicarán oraciones nocturnas a la Virgen.


Para los amantes del trekking, desde los barrios El Balcón o Los Ángeles se puede caminar hasta la Cruz de Chonta, un mirador natural con vistas panorámicas de Cuenca, el territorio de Sidcay y el cantón éleg.
La ruta atraviesa viviendas antiguas y sigue en la montaña Coronaloma, donde se encuentra la cueva del Tulungucto. Este lugar guarda leyendas de brujas y duendes que se han transmitido por generaciones.
Además, desde allí se observa el límite entre las provincias de Azuay y Cañar, con vistas privilegiadas del Cojitambo, Guagualzhumi, Turi, Sagrarumi y el cerro Yanahurco del Parque Nacional Cajas.
Turismo de aventura
La aventura también tiene cabida en ‘Cuenca Canopy’, que ofrece adrenalina y contacto con la naturaleza en el sector de Zhumir. Cuenta con un circuito de siete tirolesas, arborismo, zonas de picnic, cabañas y áreas para acampar.
El recorrido completo dura alrededor de una hora y se realiza con guías capacitados. El costo es de 10 dólares por las siete líneas, o 5 dólares si se elige solo tres. También hay senderos de caminata y fogatas nocturnas para quienes se animan a pasar la noche al aire libre.


Para quienes prefieren el descanso, la Hostería El Guabo, ubicada cerca del centro parroquial, ofrece piscina, sauna, espacios verdes y zonas para eventos. A pocos metros, junto al río Sidcay, también se puede acampar.
Para observar el cielo, el Mirador de San Vicente es un sitio privilegiado. La baja contaminación lumínica permite observar con claridad el cielo estrellado. Desde allí, los senderistas pueden caminar hacia Coronaloma y Pachamama, en Llacao.
Sidcay también es tierra de migrantes. Muchos jóvenes han migrado a otros países, pero no han roto sus lazos con la parroquia. Contribuyen desde la distancia con remesas para financiar las festividades de septiembre, como muestra de cariño y compromiso con su lugar de origen.
Entre las celebraciones más representativas están las fiestas de La Caldera, San Vicente y Bibín, donde se llevan a cabo la contradanza, las floreras, las escaramuzas y otras expresiones culturales propias.
Nuevos emprendimientos
La renovación también tiene su espacio. Nuevos emprendimientos como ‘Casa Campo Delicias’, una cafetería campestre de Miriam Sánchez, ofrece alternativas gastronómicas en un ambiente tranquilo. Su propietaria llegó desde la ciudad buscando un ritmo de vida más relajado. “Aquí puede sentarse al aire libre y tomar un café sin apuro”, cuenta.

Con 19 barrios, Sidcay es una mezcla tradición y cambio. Nuevas viviendas se levantan en el centro parroquial, mientras las manos de artesanos y campesinos siguen dando vida a los oficios de antaño.
Para quien busca un destino cercano y seguro, Sidcay tiene caminos entre montañas, historias que resisten el tiempo, manos que tejen tradición y una comunidad que honra su pasado sin dejar de mirar al futuro. (PNH)-(I)
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años tiene Sidcay, es una de las 21 parroquias rurales del cantón Cuenca, ubicada al norte del centro histórico de la ciudad.
DATO
- La semana pasada se inauguró la Escuela de Fútbol Sidcay, un espacio para que niños y adolescentes desarrollen sus habilidades deportivas y trabajo en equipo.
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