Día de la Madre: Blanca Guambaña, artesana y maestra de la paja toquilla

El Día de la Madre tiene para doña Blanca un tono agridulce. No tuvo mamá, ya que falleció cuando ella tenía tres años. Pero tiene un hijo y cuatro nietos que admiran su arte.

Por más de medio siglo, las manos de Blanca Guambaña no han dejado de trenzar fibras de paja toquilla. Cada hebra que entrelaza no solo da forma a un sombrero o a una figura artesanal, también teje una historia de resiliencia, memoria y amor.

Nació en la parroquia Solano, provincia del Cañar, pero hace 42 años que vive en Cuenca en la parroquia Sidcay. Su vida ha estado marcada por el oficio heredado de sus abuelos, Elena Campoverde y Abelardo Calle, quienes la criaron desde los tres años, tras la muerte de su madre.

“Empecé a tejer a los cinco años, por necesidad. No conocía otra forma de ganarme la vida”, cuenta con voz firme.

Los inicios no fueron fáciles. Los primeros tres sombreros los quemó por vergüenza. Al cuarto intento su abuela aprobó la pieza, luego de varias correcciones y regaños. “Ahí entendí que tenía que esforzarme más. Desde entonces nunca dejé de tejer”, recuerda.

Hoy, con casi seis décadas dedicadas al arte de la paja toquilla, Blanca no solo elabora sombreros finos. También crea esteras, joyeros, personajes y prendas de vestir. Actualmente está tejiendo faldas para un desfile de modas en Quito.

“Con la paja se puede hacer de todo. Es cuestión de creatividad”, afirma. Más allá de la técnica, para Blanca tejer es un acto de identidad y resistencia cultural. Ha transmitido su conocimiento a su hijo Geovanny Gordillo y ahora a su nieto Santiago, de cinco años.

“Mi abuelita me enseña con paciencia”, dice el niño con entusiasmo. Nacido en España y ahora residente en Cuenca, Santiago ya teje pequeños sombreros y joyeros.

Conmemoración

El Día de la Madre tiene para Blanca un tono agridulce. “Yo no tuve mamá, murió cuando tenía tres años. Es un día triste, pero a la vez especial”, dice.

«A los que tienen madre, les digo que la abracen ahora, no cuando esté en una caja».

Ella misma ha vivido la pérdida: de sus tres hijos, dos fallecieron. Hoy está cerca de su hijo Geovanny y sus cuatro nietos. A pesar del dolor que ha marcado su vida, Blanca ha encontrado en el tejido una forma de sanar y compartir su legado.

Maestra en el Ecuador y en el exterior

Doña Blanca ha sido maestra dentro y fuera del Ecuador. En diciembre de 2024, por invitación del Ministerio de Cultura, viajó por primera vez fuera del país. Estuvo en Portugal, Madrid y Barcelona donde compartió su arte.

“Allá valoran mucho el trabajo hecho a mano”, expresa. Aunque su tejido ha recorrido el mundo, lamenta que en el país no se valore lo suficiente.

“Pido a las autoridades que abran más espacios para que los artesanos podamos mostrar y vender nuestros productos”,.

“Yo me siento patrimonio”, dice Blanca. En este Día de la Madre, su historia nos recuerda que hay maternidades tejidas con amor, pérdida y legado. (PNH)-(I)

DATO

  • Quienes deseen adquirir los tejidos artesanales pueden contactar a Doña Blanca Guambaña al 099 465 8242.

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Patricia Naula Herembás

Licenciada en Comunicación Social con experiencia en medios tradicionales y digitales. Hace coberturas y en redacción de temáticas de emprendimiento, empresarial, sociedad e interculturalidad.

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