Darío Pantosín, el diseñador que brilla en una agencia federal

Desde hace varios, parte de su familia llegó al gigante del norte. Esta fue la motivación para salir de Cuenca y buscar nuevos aires y cumplir con retos personales. Es un ciudadano americano.

Hace quince años, un joven cuencano decidió seguir una corazonada, cruzar fronteras y apostarlo todo por un sueño. Hoy, Darío Pantosín escribe con orgullo su nombre en la historia de los latinos que marcan la diferencia en Estados Unidos.

Este diseñador gráfico, egresado de la Universidad del Azuay, forma parte del equipo de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en inglés), con sede en Washington D. C., una de las agencias más importantes del gobierno federal estadounidense.

El viaje de Darío comenzó con una motivación muy personal: la migración de su familia a Estados Unidos y su creciente fascinación por las costumbres y estilo de vida norteamericanos.

“Mi mente fantaseaba con trasladarme al norte del continente”, recuerda. Pero fue el consejo de un tío el que encendió la chispa: “Me dijo que lo que hacía en Cuenca, podía hacerlo allá. Desde los 16 años trabajaba en diseño para información gubernamental, y desde allí empezó todo”.

El 2009 aterrizó en Nueva York. El contraste con su ciudad natal fue abrumador: la velocidad de vida, el ruido constante, el ritmo implacable de Manhattan, eran la antítesis del silencio nocturno de Cuenca. Pronto entendió que para sobrevivir necesitaría algo más que talento: fe, disciplina y una fuerte dosis de perseverancia.

El idioma fue su primer gran obstáculo. Sin embargo, su empatía y habilidades comunicativas le abrieron puertas. Fundó su primera agencia de publicidad en Manhattan, y más tarde fue a Brooklyn. En esos años, la vida no fue fácil. “No siempre la rutina fue buena, a veces mi comida era solo lechuga y atún”, confiesa. Pero persistió. “La constancia te hace fuerte, te prepara para el momento exacto”.

Tras 11 años en Nueva York, buscó nuevos horizontes. Washington D. C. se convirtió en su nuevo destino, con la esperanza de crecer profesionalmente. Uno de sus primeros pasos fue colaborar con la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC). Luego, en plena pandemia, se animó a postular a empleos en agencias federales, alentado por talleres y por una compatriota (Andrea Delgado-USDA) que lo motivó a dar ese salto.

El proceso fue largo: seis meses de papeleos, entrevistas y espera. Pero el esfuerzo rindió frutos. El 20 de mayo de 2024, día de su cumpleaños, recibió una noticia que cambiaría su vida. fue contratado por la FCC como digital media. “Fue una lucha fuerte. Ese día recordé cada sacrificio. Trabajar en algo federal es grande, pero nunca olvido de dónde vengo”.

Hoy, Darío trabaja de lunes a viernes, de 08:00 a 16:30, cumpliendo con la responsabilidad que siempre anheló: aportar a la sociedad, no solo ganar dinero. Su motivación, dice, sigue siendo dejar un sello personal en cada proyecto. Y aunque su vida está en Estados Unidos, no olvida sus raíces. “Mi comportamiento lo aprendí con mi abuelita, Isabela Sarabia. Ella me inculcó muchas cosas”, afirma con nostalgia.

Cuando necesita recargarse emocionalmente, regresa a Cuenca. Allí, entre montañas, familia y tradición, encuentra el impulso para volver a su misión. También creó un portal web llamado Ecuayorker, donde rescataba historias de ecuatorianos destacados en suelo estadounidense, como una forma de mantener viva su identidad nacional.

“No sé si esto sea el tope de mi carrera, pero sí estoy entusiasmado de aprender cosas nuevas. No sé si regresaré algún día a vivir a mi país, pero estoy al ritmo del destino y obedezco lo que pase”, dice Darío, quien hoy es ejemplo de esfuerzo, constancia y orgullo ecuatoriano en tierras extranjeras. (I)

Ismael Alvarado

Licenciado en Ciencias de la Información y Comunicación Social con experiencia en coberturas deportivas de todas las disciplinas a nivel nacional. Producción y contenido para medios digitales.

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