
Adrián Castro, asambleísta del Azuay por el movimiento Acción Democrática Nacional (ADN), impulsará la ley urgente enviada por el presidente Noboa sobre contratación pública, habló sobre su agenda parlamentaria y sobre si es necesario declarar la emergencia vial a su provincia.
¿La mayoría que consiguió ADN es sólida?
La Asamblea Nacional, hoy por hoy, le puede dar la gobernabilidad que necesitaba hace mucho tiempo un Gobierno (…) Lo bueno de la bancada es que no somos alza manos, tenemos criterio, objeción de conciencia, colaboramos, construimos de la mano del presidente de la República y confiamos en un objetivo, que es cambiar el país a través de reformas contundentes que empiecen por la seguridad, luego el empleo y el eje social.
¿Esta vez también trabajarán juntos los asambleístas del Azuay?
Yo creo que sí, todo depende del carácter de la gente y de la buena voluntad, si existe coherencia, objetividad y no se transforma esa agenda nacional partidista en una agenda local, todo se puede hacer.
Siempre voy a extender la invitación para los objetivos que tengo desde la curul azuaya que me ha dado una enorme responsabilidad y espero que haya también la buena voluntad de aceptar cualquier tipo de consejo o recomendación crítica, que siempre será en el sentido constructivo, para sumar en beneficio de nuestra provincia y del país.
¿Apoyaría la propuesta de la Revolución Ciudadana de declarar en emergencia la vialidad del Azuay?
La situación vial no es un tema solo de Azuay, los problemas existen en todas las provincias, sería declarar la emergencia en todo el país; no creo que este rato sea necesario en nuestro caso, porque las partidas presupuestarias y los fondos de financiamiento ya están.
Ahí es en donde uno entra en el tema de que por qué quieren politizar las cosas. La última obra que nos dio un Gobierno a los azuayos, entre comillas obra, fue esa cárcel de Turi, con sobreprecio; en el año 93 tuvimos la autopista Cuenca – Azogues, hace más de 30 años.
¿Cuánto destinará el Gobierno para las obras viales de Azuay?
Vamos a tener una inversión de más de 250 millones de dólares, la Cuenca – Girón – Pasaje; Cuenca – Molleturo – Naranjal; cuatro mega redistribuidores de tránsito, cada uno supera los 30 millones de dólares, más de 110 millones de dólares; creo que no es poca cosa, ni sumando los últimos 25 años se tiene una inversión como la que vamos a tener los azuayos.
Pero así mismo como el Azuay, hay otras provincias que están en situaciones similares, Cañar, Loja, Zamora, Morona, Napo, muchas vías que necesitan el respaldo, debemos pensar como país, no solo como provincia.
¿A nivel de leyes, cuál es su propuesta para Azuay?
No estamos ni un mes de proclamados y acabo de presentar un aporte fundamental como parte de los criterios que hemos dado al primer proyecto de ley que envió el presidente y ha sido aceptado, se va a insertar un artículo para que la minería ilegal sea profundamente golpeada.
¿En qué consiste esta propuesta?
La maquinaria, bombas, relaveras, todo lo que se encuentre dentro de la minería ilegal pasa a manos del Estado, pero con una resolución administrativa de forma directa, que los valores asociados a esa maquinaria se disuelvan en beneficio del Estado y que el Gobierno central pueda hacer donaciones o préstamos de uso a municipios, prefecturas, juntas parroquiales, Fuerzas Armadas, MAE, para remediación de los daños de la minería ilegal. ¿Se imagina usted el impacto de esta normativa? Son reformas que cambian la vida de la gente.
¿Qué es lo más importante del nuevo proyecto urgente del presidente, que seguramente irá a su comisión?
Es un sistema anticorrupción el que se está creando, porque el país pierde dinero a través de un sistema de contratación pública que se ha convertido en obsoleto y sobre todo manoseado. Lo que se pretende es reducir los tiempos y agilitarlos; esta ley viene con una racionalización de procesos, agilización de procedimientos, pero además con un control severo.
Por eso es económico urgente, porque el país se va a ahorrar un montón de plata y va a quitar ese monopolio que generan los suertudos al estar ganando en una institución solitos los procesos, de la mano de funcionarios corruptos que no tienen sangre en la cara.