Buenos días presidente

José Chalco Salgado josechalcosalgado@gmail.com

OPINIÓN|

Ya amaneció. De una vez por todas hay que acertar en las decisiones. No se trata de magia e imposibles. Tampoco de discursos y show.

Verá. Usted es el Presidente de la República. Lidera el gobierno y Estado, de hecho, es el responsable de la gestión pública y la implementación de las políticas públicas que se han definido, en el caso de la vigencia de un estado de excepción, asume transitoriamente competencias especiales para que sus decisiones en tutela del Estado y la población, se ejecuten a través de los mecanismos más efectivos e idóneos. Usted tiene los instrumentos.

Sí, sí, ya lo sabemos. El Ecuador debió afrontar una década de abuso y despilfarro. Pero, en aquel tiempo también estuvo vigente un fecundo sistema de impunidad a causa de la concentración de todos los poderes en manos de quien ejercía la presidencia. Y hoy -hay que decirle- sigue existiendo la misma impunidad. Sí. Y es que, la impunidad no únicamente se traduce en la falta de actuación del sistema judicial al cual todos lo miran e intentan atacar, sino también y por sobre todo, por la impávida tolerancia, aquella, la misma, esa que con conocimiento de causa y a sabiendas, hace que se mantenga como funcionarios públicos a personajes de dudosa actuación, confabulación y canto de “patria tierra sagrada…” con foto con las “manos limpias y …” que luego demostraron que eran la construcción de un aparataje comunicacional, marketing, falacias y ardientes corazones con astucia.

Entre esos mismos vínculos y escaparates hoy nos están desfalcando. Los sagrados bienes públicos parecen hacienda botada sin guardián para el fin de semana. La corrupción está en todos los niveles. Presidente, Usted y su gobierno lideran y proyectan además la imagen del Estado, el ejemplo para nuestros niños y jóvenes, la determinación en la gestión y prestación de los servicios.

Es momento de tomarse en serio su rol. Perder las oportunidades gigantes para devolver la confianza a los ecuatorianos, es un grueso error. Las decisiones deben ser asumidas y no envueltas en tímido miedo. Las respuestas no tienen que ser a twitter, sino a las urgencias nacionales. Al deber ser. En la recta final, mas vale hacer un esfuerzo por separar a los infectados, crear equipos con objetivos y lo más importante: ser presidente. (O)