¡No puedo respirar!

Hugo Lucero Luzuriaga

OPINIÓN|

Esta frase se ha convertido en el lema de protesta y lucha contra el racismo, injustica, inequidad, discriminación y abuso de poderosos contra las mayorías. ¿No puedo respirar! fueron las últimas palabras de George Floyd ante la falta de aire causada por la presión en su cuello negro de una rodilla blanca, de una prepotencia y de un sistema, pero, también es la frase de millares de seres humanos que se debaten entre la vida y la muerte por la infección de un ser invisible. George Floyd superó al coronavirus al vencer a la COVID- 19, pero, cuánta falta le hizo esa “máquina de humanos para respirar” fundada simbólicamente por la ONU el 10 de diciembre de 1948, que la llamaron ceremonialmente “Declaración de los Derechos Humanos”. Para rabia, despecho, desilusión y hasta falacia esta Declaración es aplicada solo para los ricos, algunos blancos, déspotas, autócratas y unos pocos predilectos que se creen dueños del mundo y hasta con derecho a matar.

¡No puedo respirar!, pluralizando ¡no podemos respirar!, es el clamor de muchos pueblos asfixiados por la pobreza, miseria e  indignación  ante la desfachatez imperdonable, humillante y miserable de corruptos que han invadido los pueblos y particularmente nuestro país, “ahogándonos más”, angustiados ya de por si por el confinamiento físico, pero también por el hurto y  sinvergüencería de cleptómanos que superviven por la anuencia de un sistema judicial que los solapa y hasta les deja en libertad ante el estupor de un pueblo ignorado hasta de sus autoridades principales.

Estamos llegando a la tolerancia incomprensible de aceptar como algo tan normal que funcionarios públicos roben y sean protegidos por jueces corruptos. EL PUEBLO DEBE MANIFESTARSE, no podemos seguir en el silencio cómplice, encubridor y abobado conociendo que nos están robando, que nos están quitando el oxígeno y que ya no podemos respirar. Apoyemos a la Fiscal en función de quitarnos esas rodillas corruptas y politiqueras que asfixian a los ecuatorianos que casi que ya no podemos más. (O)