Preocupaciones justas

EDITORIAL|

Es necesario que las instituciones educativas escuchen un clamor cada día mayor que viene desde los padres de familia respecto a distorsiones que existen en algunos docentes sobre la aplicación del sistema de estudios en casa. Existen numerosas quejas sobre el tiempo de permanencia frente a las pantallas que se está imponiendo en algunos casos, así como casos de excesivas tareas que estarían enviando los docentes. Son – seguramente- casos de excepción pero que en todo caso existen y que deben ser corregidos por los directivos de los establecimientos educativos y, desde luego, por las autoridades a través de un mayor control.

La pandemia que azota al mundo trajo profundos cambios de hábitos y de formas de vida. La humanidad vive circunstancias que nadie esperaba y para las que la enorme mayoría de la gente no estaba preparada. Las respuestas han sido diversas para acomodarse a esas nuevas condiciones de la vida social e individual. Hay países y grupos sociales que han tenido una mejor respuesta y otros que no encuentran todavía un camino. El sector educativo no es ni lejanamente una excepción. La capacidad de responder en este campo no tiene muchas variantes y necesariamente el camino va por la educación llamada a distancia dentro de sus distintas modalidades.

En estas circunstancias hace falta una mayor regulación sobre este tipo de estudios que antes estaba limitada para pequeños grupos mientras hoy es el sistema vigente para todos y lo seguirá siendo por bastante tiempo hasta que una vacuna segura garantice que los estudiantes pueden volver a clases presenciales. El Ministerio de Educación ha dado ya algunas pautas y los establecimientos educativos deben vigilar que los docentes cumplan esas disposiciones para evitar una permanencia exagerada de los estudiantes frente a las pantallas, que, en vez de educar, puede deformar especialmente a los niños.