Salud mental, encierro y pandemia… ¿qué hacer?

Imagen referencial. paho.org

Una colaboración de Juan Carlos Astudillo S. y Verónica Neira R.

La pandemia nos trae retos en diferentes dimensiones. Como sociedad, nos obliga a, por lo menos, reinterpretar lo que venimos construyendo desde hace tanto. Y a nivel individual, nos empuja a confrontarnos en espacios y escenarios inimaginables en donde ese ser y estar se resuelven únicamente en la intimidad de nuestros pensamientos, emociones, temores, fobias, ilusiones y un largo etcétera de ese todo complejo, multidimensional que es el ser humano.

Es difícil, siquiera, empezar a pensar y sentir en todo lo que estos largos meses de encierro, de contacto limitado, de habitar la cotidianidad desde escenarios extraños, ajenos, está o puede hacer en nuestra salud mental, en nuestro equilibrio emocional, en ese todo indivisible que somos; y para empezar la discusión, entablamos un diálogo con cuatro expertos en el tema, abordado desde diferentes aristas y formas de construir el conocimiento.

Así, los invitados a este diálogo son:

Francisco Moreno, Psicólogo Clínico por la Universidad del Azuay; Master en Psicología Clínica y Social, Universidad Federal do Pará.

Pedro Ramos, estudiante de Maestría en “Gestión de Conflictos Interculturales” en la Universidad Alice Salomón de Berlín. Psicólogo Clínico e Instructor de mindfulness basado en la psicología budista.

Paz Carrión, psicóloga clínica, terapeuta de parejas, Master en psicoanálisis y teoría de la cultura, Diplomado en psicoanálisis de pareja y familia, creadora del juego de parejas «El reto de los 3 meses», ejerce la profesión en consultaría privada.

Clara Valdivieso, promotora del bienestar físico, mental y emocional a través del Fitness, de la Terapia Yóguica, del Biomagnetismo Medicinal, la Terapia Floral. Doctoranda en la Quantum University, en Holistic Health Sciences.

  1. Nunca antes nos vimos obligados a vivir un encierro como el que estamos atravesando… ¿Cuáles son las primeras llamadas de atención sobre esta nueva realidad, desde tu perspectiva?
Francisco Moreno

F.M: No sé si la expresión “nueva realidad” es algo que pueda ser aplicable de manera correcta. Realidad parecería haber una la cual está siempre cambiando, por lo tanto, cada día nos encontramos con una nueva realidad. Justamente una cosa que me llama la atención es este hecho de buscar novedad en algo que, históricamente, tiene ya algunos siglos. Foucault (…) señala de qué forma el poder político se valió de la medicalización y de las varias estrategias que se fueron desarrollando a partir de esta, desde el siglo XVII, para tener un mejor control sobre la fuerza de trabajo de un país, es decir, sobre los sujetos; en dicho texto ya aparece el tema del confinamiento como una estrategia para el control de las enfermedades y en favor de la salud general, de un bien común.

P.R: Es verdad, nunca hemos estado en una situación de encierro y de desconexión como la que estamos viviendo en la actualidad. Pienso, primero,  que la situación a la vez que es extraña y nueva; también es novedosa y de reencuentro con uno mismo; es decir de auto-aprendIzaje. Con lo primero quiero decir que siempre que nos enfrentamos a situaciones nuevas activamos una suerte de estado de alarma, de alerta y de esfuerzos inusuales de adaptación;  en la que nuestra energía, vitalidad y pensamientos se dirigen a acoplarse y  acostumbrarse a esta nueva forma de vida. Esto implica, un proceso de ajuste de muchos de nuestros hábitos normalizados. Por ejemplo: el  ir a dar una “vueltita” para saludar a un amigo/a espontáneamente. Ahora no es posible y tenemos que quizás cambiar el contacto personal por contacto digital. Esta deconstrucción de hábitos, esta especie de improvisación de acoplamiento a una nueva realidad no siempre es fácil y puede llevar a la aparición de alteraciones emocionales y a estados de ansiedad y temor.

Por otro lado el estar más tiempo solo, sin tanto estímulo, puede ser también una oportunidad para re-conectarnos y re-encontrarnos con uno mismo. Pienso que vivimos en una época hiper-conectada con el exterior –  por el uso y abuso de las redes sociales y el internet-, lo que nos ha llevado a una fuerte desconexión con uno mismo. Por lo tanto, pienso que este encierro, si es bien canalizado, nos puede ayudar a reencontrarnos con uno mismo, a estar más presentes y conscientes de la realidad; lo que significa desde mi perspectiva, una mejor calidad de vida.

P. C: Como terapeuta de parejas, lo que más me ha llamado la atención es cómo un encierro puede ser el detonante para un millar de conflictos pendientes de resolver en un vínculo. El trabajo muchas veces funcionaba como una droga de escape para sostener matrimonios sin ninguna clase de conexión ni afinidad y, con el confinamiento, todo esto detonó en la peor de las crisis de pareja. Mientras que para otros fue el darse cuenta que todos sus problemas se reducían a una falta de tiempo, pues sin tiempo no hay comunicación, los conflictos se agravan y las parejas se distancian. Muchos de mis pacientes tuvieron la gran oportunidad de darse cuenta que reorganizar sus prioridades y darse tiempo ya no es una opción sino una necesidad.

C.V: Desde mi perspectiva, lo primero que me viene a la mente es que descubrimos un modo de vida distinto,  que cambiamos nuestras prioridades y desarrollamos nuevas capacidades. Hemos visto caer negocios y trabajos y a la vez han surgido nuevas formas de empleo basadas en el internet.  Sentimos la vulnerabilidad de nuestra propia vida y de la de los demás. En general podría decir que hay un cambio de valores, de perspectiva, de interacción entre unos y otros, de ocupación, de educación, de diversión, en una palabra, un cambio de vida.

Fuente: OPS

2. En este contexto de inseguridad, de desestabilidad en tantas dimensiones, ¿Cómo podemos, en el día a día, procurar un equilibrio emocional/mental que nos permita afrontar estos tiempos con salud y tranquilidad?

F. M: Si bien una de las cosas que más busca el ser humano es una suerte de seguridad o estabilidad, es probable que nos percatemos que tal cosa quizá no exista, pues como dice un proverbio de oriente “La única constante es el cambio”. La crisis actual desenmascara ese individualismo en el que vivimos sumergidos; el planeta se encuentra en crisis desde hace mucho, el sistema ha olvidado a gran parte de la población a quienes en realidad ni siquiera sabemos si ha llegado esta “nueva crisis”, y, sin embargo creemos que el planeta está peor que nunca. Por otro lado recordemos también que para los chinos (curiosamente el lugar donde se originó esta pandemia) la palabra crisis está compuesta de dos partes: peligro y oportunidad, y quizás es esta parte la que más importa en el afán de afrontar de la mejor manera estos tiempos. ¿Cómo? No existen fórmulas, aunque quizás más que continuar centrando nuestro enfoque en lo aparentemente negativo es vital que abramos la puerta a la oportunidad. Hemos visto cómo el encierro logró que muchas personas aprendieran a hacer cosas que antes parecían apenas imaginables. El tiempo parece ser una de las partes más agradecidas en esta pandemia, la forma de relacionarnos con este podría cambiar para siempre y traer muchas oportunidades.

Pedro Ramos

P. R: Creo que la clave está en saber manejar los tiempos, las rutinas y la exposición a los medios de comunicación de una manera consciente, prudente y realista.  Con realista me refiero a que hay que estar en concordancia con lo que ocurre en el exterior y no pretender de que la vida es normal, pues, realmente no lo es. Estamos atravesando por una situación inusual, compleja y difícil. – Ni siquiera podemos dimensionar aún,  los efectos que esto va a tener en la vida cotidiana-. Por eso, pretender seguir con nuestra rutina y vida como siempre,  como si nada pasara, desde mi punto de vista, es irreal. Sin embargo, creo que debemos tener ciertas rutinas en el día para de esa manera no seguir alimentando esa pereza natural que da el  estar en casa tanto tiempo sin hacer nada. Las rutinas pienso que deben ir acorde a la realidad; acoplarlas a los intereses y obligaciones de cada uno. Los tiempos de estas  también pienso que son claves. – por ahí he visto a mucha gente que se exige a si mismo de una manera exagerada y con un deseo de producir y sentirse útiles que raya con una sobreproducción- lo que genera frustraciones, exigencias innecesarias y mucha ansiedad.

Finalmente, existe una necesidad normal por saber y ver que está pasando en el mundo respecto a la pandemia. Por lo tanto, está bien enterarse y ver las noticias pero, pienso que hay que hacerlo con prudencia y no centrar nuestra rutina ni nuestras energías únicamente a eso. La sobreexposición a noticias, lo único que hace es generar más temor y pesimismo.

P. C: Pues para mi es prioridad conectar con las emociones. Solo entendiendo lo que cada uno siente puede encontrar paz. Tener una rutina saludable y dentro de ello tener tiempo para desfogar las tensiones haciendo deporte… leer, pintar o escuchar música. Ahí es cuando más logramos entender a nuestra emociones y canalizarlas.
Por otro lado poder aceptar y darte permiso de estar enojado, cansado o aburrido pues ahora en este mundo digital las redes sociales muestran fantasías que quienes las ven se sienten de otro planeta por no tener ese mundo ideal en casa.

C. V: Creo más que nunca, que lo que nos ayuda a mantener una buena salud y tranquilidad en estos momentos a más del deporte y un estilo de vida saludable, es la práctica de Yoga y terapias alternativas, que incrementan la plasticidad  del Sistema Nervioso Autónomo, y esto permite bajar los niveles de stress, que afecta la digestión, la temperatura, la presión sanguínea. A su vez, estas prácticas ayudan a calmar nuestro estado emocional y nuestros procesos mentales dando como consecuencia una mejora en nuestra fisiología y un consiguiente refuerzo de nuestro sistema inmunológico, indispensable en estos días.

Fuente: OPS

3. Convivir en un mismo espacio físico (la casa, el departamento, etc.) ¿tiene alguna afección en nuestra psique o en el cómo comprendemos la realidad que vivimos?

F. M.: Convivir en un mismo espacio físico es algo que, siendo deseable, es una de las experiencias más gratificantes en la existencia humana. Por otro lado se ha observado un incremento en los casos de violencia intrafamiliar de diferentes tipos, esto justamente agravado por el tema del confinamiento. Ciertamente la convivencia en un mismo espacio físico afecta a los individuos que forman parte de un determinado sistema. Pero el problema se da cuando existe un pobre funcionamiento del sistema; en esos casos el nivel de estrés al que uno o más sujetos pueden verse expuestos es algo realmente preocupante, pudiendo llevar a ciertas personas incluso a tomar decisiones extremas o, peor aún, a no hacer nada y mantener patrones que solamente perpetúan este tipo de disfuncionalidad.

P. R.: Primero, pienso que es importante entender que el contexto familiar en el que se vive influye en la situación familiar y en la manera de convivir con el encierro. No es lo mismo vivir en un mismo cuarto con cuatro personas que vivir en una casa con un cuarto para cada uno. Tampoco es lo mismo una familia en un contexto familiar saludable y sano que una familia en donde existe una situación de violencia y que vive dentro de contextos problemáticos. Por lo tanto, pienso que la situación familiar es clave para saber cómo sobrellevar la situación de convivencia. Segundo, pienso que la libertad es clave  y esencial en la construcción y dinámica de nuestra psique. Las diferentes dimensiones de la libertad están inmersas en toda nuestra naturaleza. En la situación que vivimos, pienso, que la libertad de cada uno  se ha visto afectada. Aunque vivamos y tengamos una relación sana con otras personas siempre es necesario un espacio, un momento, para estar con uno mismo ya sea, mental, espiritual o físicamente. En esta situación de encierro, estas libertades sin duda se han visto afectadas. Pues, no poder salir del hogar, el estar todo el tiempo en un mismo lugar y no poder tomar la decisión de no conversar con el otro/a, de no verle a la otra persona o quizás de no compartir con el otro/a ya no es posible o no de la misma manera que antes del encierro. Pues, antes ibas al trabajo, te dabas una vuelta, libremente, etc. La falta de estos espacios puede afectar de muchas maneras y generar dinámicas relacionales conflictivas. Sin embargo, pienso que la clave está en comprender que es una situación temporal y anormal.

Finalmente, pienso que la comunicación, el compartir sanamente y respetar la libertad del otro – en medida de lo posible – puede ayudar para convivir mejor en esta época.

Paz Carrión

P. C.: Por supuesto que sí, los adultos logramos de alguna manera metabolizar esta realidad diferente a la que vivíamos, sin embargo, hay niños que al salir de sus casas después de 2 meses a un parque han sentido mucho estrés por el simple hecho de ver autos, ruido o más gente a su alrededor.

Y la realidad particular que viven personas con fobias específicas como a los gérmenes, virus o enfermedades están pasando un tiempo demasiado difícil, que su sentido de realidad puede verse muy afectado por la sobre carga de angustia que experimentan. Por eso, después de esta pandemia la importancia que le damos a la salud mental debe ser prioritaria pues hay gente que esta muriendo por dentro y no precisamente por el virus sino por los miedos que los paralizan.

C. V.: Considero que el convivir con las medidas con que se enfrenta esta pandemia afectan especialmente a las familias con niños pequeños y adolescentes. Padres que trabajan y a su vez deben enseñar y divertir a sus hijos, adolescentes privados de salir y juntarse con sus amigos. Hay una carga psicológica muy fuerte para todos los miembros de la familia. También están las personas mayores y solas que se ven privadas de compañía y que no pueden salir. (…) Y la comprensión de la realidad se ha trocado en un estado de miedo e incertidumbre, dando como consecuencia el bajar los planes a futuro y vivir más el día a día y preocuparse por la supervivencia.

Al menos 9 de cada 10 países en el mundo vieron interrumpidos o suspendidos los servicios de cuidado de la salud mental a raíz de la pandemia de la COVID-19. EFE

4. ¿Podríamos pensar en una re significación de las relaciones familiares y sociales en medio de esta pandemia?

F. M: Parecería que las relaciones sociales (pues lo familiar es parte de lo social) están constantemente cambiando. En las últimas décadas se ha visto cómo la estructura de las familias, de las sociedades en sí, se han visto modificadas por diversos factores. La apertura respecto a temas como la sexualidad y las prácticas religiosas, por ejemplo, han venido a mudar en gran medida a las sociedades, sus costumbres y sus prácticas. Es claro que aún se pueden encontrar signos de resistencia al cambio, y es que el movimiento mismo del desarrollo social suele darse en esta forma, como un “tira y afloja” en ciertos aspectos hasta que, en ocasiones, ocurren acontecimientos que aceleran determinados sucesos. Aunque es probable que la pandemia acelere (o no) una nueva serie de cambios a nivel social, quizás es muy pronto para aventurarse a señalar qué cambios o en qué dirección estos se darán. Lo que se puede hacer es observar el pasado, la experiencia de la humanidad, pues quizá la vida es, como lo dijo Nietzsche, un eterno retorno de lo mismo.

P. R.: La vida cotidiana sin duda ha cambiado en este contexto de pandemia y con ello también el tipo de relaciones que tenemos con las demás personas. Pueden existir varios lentes para mirar esto. Por un lado, al comienzo del encierro se activaron viejas amistades. El saber cómo estamos por el coronavirus, quizás retomó el contacto con personas con quien uno, antes, no se comunicaba. También,  algunas “jorgas” de amigos/as se veían por Zoom más, que antes, en vivo. Sin embargo, con el paso del tiempo ya no fue novedad y algunas dinámicas volvieron a la normalidad y las amistades más cercanas volvieron a ganar su espacio. También esta nueva dinámica de contacto, permitió estar conectado de otra manera con las personas, lo que si bien es una ventaja para mantener las relaciones de amistad, es también un riesgo. Pues, podría pasar que muchos se den cuenta que es fácil mantenerse conectado así y no sea necesario verse físicamente luego de que pase la pandemia. Lo que desde un punto de vista humano; pienso que no es conveniente.

Por otro lado, pienso que el miedo principal de todo esto es el miedo a la muerte. El miedo a la muerte siempre está ahí inconscientemente pero ahora en este contexto quizás es más visible y tangible. Pienso que esto también nos hace dar cuenta de  la fragilidad,  de la exposición y de la impotencia que tenemos los seres humanos frente a la muerte. Esta sensación, quizás, está haciendo que demos un nuevo significado a nuestros seres queridos. Que nos apeguemos, nos mantengamos más pendientes de ellos y en mayor contacto. Sin embargo, pienso que podremos hablar de una resignificación real una vez que esta situación termine y volvamos a la “normalidad”.

P. C.: Totalmente, hemos logrado resignificar 3 valores esenciales: la libertad, el tiempo, y la familia. Nadie estuvo extrañando algo más grande que a las personas que quieren cualquier otra cosa era secundario pero en el tiempo álgido de la cuarentena si tu preguntabas a cualquiera que es lo que extrañaba más te iba a responder que a su familia, el tiempo, porque muchos se dieron cuenta que con algo de flexibilidad de horarios podían ser mucho más felices que siendo absorbidos por una jornada laboral implacable de 8 horas o más, y la libertad pues que más que después de vivir un confinamiento respirar aire puro frente a un rio sin mascarilla podía ser una de las sensaciones más deliciosas post pandemia.

Clara Valdivieso

C. V.: Sí, las relaciones familiares y sociales han tomado otro significado, y lo primero que me viene a la mente es el de Respeto y Valoración. El teletrabajo ha invadido salas familiares, dormitorios, cocinas. Por tanto se ha aprendido a comportarse con sigilo y respetar espacios de unos y otros dentro del hogar y a valorar el trabajo de casa: ropa limpia, comida nutritiva, orden, etc. A la vez hemos conocido a las personas más en su entorno personal que laboral, lo cual nos ha permitido verlos más como seres humanos con sueños, con fotografías, con hobbies y gustos particulares es decir respetar y valorar la individualidad y la diversidad. (I)