El lenguaje sin palabras

María Rosa Crespo

Si un holandés un coreano y un japones se encontraran abandonados en una isla desierta, no sería imposible comunicarse, fácilmente podrían darse a entender sus sentimientos y sus intensiones unos y otros sin palabras, porque la humanidad comparte un amplio repertorio de signos visuales. El verdadero origen de muchos gestos se pierde hace mucho tiempo ya no se recuerda, pero los estudiosos de la conducta humana han desentrañado el de algunos que hoy nos parece la cosa mas natural, pero tienen una historia de siglos, veamos algunos ejemplos: Menear la cabeza es un signo casi universal y siempre negativo; lo mismo que algunos gestos importantes se cree que es un vestigio de nuestro pasado y de la primera infancia, cuando fuimos amamantados por la leche materna. El niño que ya no tiene hambre rechaza el pecho materno revolviendo la cabeza de un lado a otro o de negación. Inclinar la cabeza la inclinación de la cabeza hacia delante es señal de afirmación en la mayoría de las partes este gesto se ha observado hasta en personas que han nacido sordos y ciegos, lo cual indica que la inclinación afirmativa es una norma programada por nuestros genes. Para Allan Pease los signos no verbales se multiplican. Prácticamente cada autor propone la comunicación no verbal. La primera condición para que haya comunicación es la presencia de un emisor y un receptor hay tres clases de signos observables: los faciales, los gesticulares y los de postura. En la comunicación no verbal el lenguaje es el factor mas importante, reconocemos producimos y recibimos una cantidad muy grande de mensajes y son los denominados no verbales y van desde el largo del cabello, el color de los ojos hasta el tono de voz, pasando por objetos, vestidos, distribución del espacio y el tiempo. Esta forma de comunicación no verbal recibe el nombre de proxemia. (O)