Migración irregular venezolana

Desesperados huyen del hambre y de la extrema pobreza millones de venezolanos. Dejan su país para no seguir sometidos a un gobierno, eje del Socialismo del Siglo XXI en Latinoamérica, cuyo interés es mantenerse en el poder.

En los últimos cuatro años ha salido más de un millón y medio de personas. En muchos casos son familias enteras. Unos 400 mil estarían en Ecuador, los más como irregulares. Los otros han ido rumbo a Perú y Chile.

En las últimas semanas la migración irregular venezolana ha aumentado. Según la administración de la terminal terrestre de Tulcán, en cuatro días se movilizaron más de 6.500 personas. Unos 300 extranjeros diarios se desplazan a Perú y Chile.

Pese al control, la “permeabilidad” de la frontera entre Ecuador y Colombia facilita ese ingreso. Nada más lograrlo, intentan cruzar a Perú, que les exige pasaporte o visa humanitaria. Casi ninguno los tiene.

No pudo ser más dura la posición del gobierno peruano, que para “disuadirlos” a que no lo intenten, organizó un despliegue militar como si tuviera amenazas de guerra.

En la frontera Ecuador-Perú proliferan los pasos clandestinos, construidos por mafias que trasladan a los “irregulares”. Cientos de ellos están varados en Huaquillas.

El operativo militar ha sido coordinado con las autoridades de Ecuador. Pero aquí, el Gobierno como que ni se inmuta ante la obligación de asumir una posición frente semejante fenómeno social y humano, a no ser que se los permita quedarse para sobrevivir de la caridad, cuando no a la explotación de su fuerza laboral, o a merced de la ayuda que da la ACNUR.

La Defensoría del Pueblo de Perú protesta por el despliegue militar. Recuerda el derecho a la reunificación familiar y a solicitar asilo. Este país entra en campaña electoral y los candidatos ofrecen “mano dura” contra la delincuencia, a la que, prejuiciosamente, vinculan con la migración irregular venezolana.

En la campaña electoral de Ecuador ningún candidato presidencial se refiere al asunto; ni siquiera el socio ideológico del gobierno de Venezuela, que ha sumido a esta otrora gran nación en un ovillo de miseria, agravado por las sanciones económicas.