Trabajo en casa

Desde que la informática comenzó a difundirse en las colectividades, se hablaba de que en el futuro muchos trabajos que requerían la presencia necesaria en oficinas u otros centros, podrían realizarse desde caso recurriendo a este innovador sistema de comunicación. Inicialmente sonaba a ciencia ficción, pero con el paso del tiempo este planteamiento comenzó a tomar importancia creciente al facilitarse la información requerida. Artefactos que inicialmente era para “sabios” calificados, se generalizaron tanto por la posibilidad de adquirirlos como por la simplificación de su maneja para satisfacer diferentes necesidades como ha ocurrido con varias innovaciones tecnológicas.

Acontecimientos no previstos coma la pandemia, gestada por un desconocido virus, de alguna manera ha obligado la intensificación de actividades dentro de las residencias cotidianas. La necesidad de aislamiento para evitar en lo posible el contagio, ha obligado a que   disminuyan muchas actividades presenciales, como la educación, y ha “obligado” a que la tarea educativa se mantenga mediante el internet para todos, al margen de condiciones económicas. Tendrá que pasar algún tiempo para poder evaluar los efectos positivos y negativos de esta forzada innovación, pero lo real es que ha funcionado y este servicio esencial se mantiene para el bienestar colectivo del presente y el futuro.

Cuando en algún momento se retorne a lo que denominamos normalidad, la obligatoriedad de incorporarse a estas nuevas tecnologías dejará un saldo positivo. Igual ocurre con múltiples tareas administrativas y burocráticas. Se ha planteado una importante innovación ya que se cuenta con mayores datos para valorar el tradicional mantenimiento de los sistemas educativos y de trabajo. Muy difícil anticipar con realismo los efectos positivos y negativos de estos cambios, pero hay que tomarlos en cuenta para una innovación en el ordenamiento social. En todo caso, se ha intensificado el trabajo desde casa.