¿Por qué le escogió?

Mario Jaramillo Paredes

Por qué Correa escogió a alguien que no era conocido ni tenía carisma para representarlo como candidato presidencial, es una pregunta que se hace mucha gente.

Dentro del correísmo existen personas que tienen mucho más calibre y son más conocidas.  Gustavo Jalk, José Serrano, Pavel Muñoz o Virgilio Hernández, son algunos nombres que pueden mencionarse y que han salido mejor librados de acusaciones formales sobre corrupción, que es el gran lastre que arrastra el movimiento del ex presidente. Otros nombres que pudieron tomarse en cuenta corresponden al círculo más cercano: – Patiño, Glass, Capaya- pero todos saben que están presos unos y fugados del país, otros.

La primera respuesta que se ha ensayado es aquella de que el correísmo tiene un voto cautivo duro al que no le importa quién es el candidato. En otras palabras, pueden poner de candidato a Don Ramón e igualmente recibirá ese voto fiel al ex mandatario. El problema es que ese voto duro -que dicen está en torno al treinta por ciento- no alcanza para ganar la presidencia. Se requiere un aporte adicional del candidato propiamente dicho.

La segunda respuesta es que Correa necesitaba un candidato absolutamente fiel para que no le ocurra lo que pasó con Moreno. Y allí escogió bien al actual candidato. Arauz fue el encargado en el correísmo de trabajos opacos, como los informes para adquirir más deuda externa a altas tasas o para contratos que hoy se sabe están llenos de corrupción, como el del Festival de Loja, que el ministro Raúl Vallejo se negó a suscribir por irregular.

¿El voto duro y la fidelidad son suficientes para el triunfo?  Las últimas encuestas indican que no. El pasado del candidato, lleno de contradicciones con lo que hoy dice que piensa y el mal desempeño en el debate, le están pasando factura. (O)