El populismo de Laclau

Gerardo Maldonado Zeas

El populismo, consecuencia de la variante post marxista que fue modelada y defendida por el teórico político argentino Ernesto Laclau, se convirtió en el libro de cabecera de la filosofía del socialismo del siglo XXI.

Según Laclau, es imposible consensuar ideas y formatos racionales con la democracia liberal, por lo cual la conflictividad social debe existir, dividiendo a la sociedad entre buenos y malos. Para los adoctrinados en este pensamiento, se deben crear símbolos y ampararse en el liderazgo emocional. Las luchas sociales ahora son múltiples, por lo cual se generan varios sujetos políticos. Ya no es la lucha de clases generada por el proletariado, como en la vieja tradición marxista.

Por eso surgieron las figuras de los Kirchner, Morales, Chávez y Correa; en sus actuaciones se notó claramente la estrategia del “sometimiento del otro” y efectivamente la división de la sociedad, a través de ese supuesto liderazgo emocional que logró crear conflictos entre las familias, grupos de amigos, división de gremios; y, rompimiento de grupos sociales.

Las actuaciones violentas de octubre de 2019 tanto en Ecuador como Chile, en donde hace pocos días ganaron los representantes del Partido Comunista y Frente Amplio, a quienes les corresponderá redactar la Nueva Constitución, son consecuencias de la aplicación casi marcada de lo que escribió Laclau en su libro “La Razón del Populismo”

En Colombia, luego de la propuesta de Reforma Tributaria del presidente Duque, quizás muy exagerada en algunos tópicos, Gustavo Petro y sus seguidores quemaron símbolos como el edificio de la Corte de Justicia, tal como en Ecuador ocurrió con el de la Contraloría. Para mala suerte de Petro, Colombia vuelve paulatinamente a la calma.

Los reclamos de ciertos transportistas, y grupos sociales que estaban esperando la posesión del presidente Lasso, quien defendió el republicanismo y la economía liberal, están manipulados por ciertos ideólogos que quieren generar conflicto, para luego, pretender tomarse a ultranzaa ultranza nuevamente el poder, emulando a Laclau en su doctrina. (O)