Caminos del amor

Hernán Abad Rodas

Después de caminar 72 años bajo el sol por los senderos del amor, y luego de una penosa y larga enfermedad, mi padre, salió del escenario de este mundo, lleno de alboroto, bullicio e inquietudes; regresó al seno de la madre tierra a devolver los elementos que le fueron prestados de ella.

Un 6 de julio, era una noche silenciosa, todo ser viviente dormía en la ciudad, las lámparas de la casa vecina se habían apagado y la luna se alzaba en el horizonte bañando con sus rayos los tejados de las casas que se erguían como gigantes centinelas en la noche tranquila, cuidando la morada de los hombres y los santuarios de Dios.

Aquella noche el autor de mis días agonizaba. Con su voz ahogada por el dolor y rota por lastimeros sollozos decía: Piedad Oh Dios del amor y la belleza, aparta de mí la mano de la muerte, las medicinas no han surtido efecto, sólo me queda acudir a tu sagrado nombre para que me ayudes y socorras en este inmenso penar; he dedicado mi vida al cuidado físico y espiritual de mis hijos; en la agonía del espíritu, permite que lo que es parte de mi alma viva en ellos para que puedan regocijarse de la vida y recorrer jubilosos los caminos del amor.

Recostado en su lecho de dolor pronunciaba las siguientes palabras: Hijo mío, la muerte ha llegado para separarnos…..no sientas pesar, pues la voluntad de Dios es sagrada, y a mi edad las  demandas de la muerte son justas,  me voy ahora, pero las copas gemelas del amor aún están llenas en nuestras manos, me voy a la región de los espíritus, pero volveremos a encontrarnos; luego su voz se convirtió en un susurro y sus labios empezaron a temblar como los pétalos de una flor con la brisa de la aurora.

 Junio mes del padre: Querido papá, hoy y siempre estarás como el viento en el invierno, durmiendo en el corazón de los frutos, en los pétalos de las rosas y en los oídos del trigo, ¿a dónde transportas mi corazón, mi suspiro, mi aliento y mi sonrisa?, ¿qué haces con la flamante antorcha de mi alma? ¿La llevas más allá del horizonte de la vida?

Querido papá, deseo que hayas encontrado la paz, en tu corazón y en tu alma. Desearía saber cómo estás y en dónde estás. ¿Estás en el bosque de tus sueños o en la cúspide de tus pensamientos?, ¿te encuentras en la cima de aquella montaña donde todos los sueños se plasman en una visión, y todos los pensamientos en una sola ambición?

Los que no tenemos a nuestro padre con nosotros, porque se nos adelantó al encuentro con la eternidad, nos sentimos como una isla de paz, en un océano de soledad. (O)