Federalismo

La agenda ha sido nuevamente intervenida. La conversación durante estos días gira sobre la propuesta presentada por el Ex Alcalde Jaime Nebot ante las profundas necesidades de la población que no han sido resueltas bajo el modelo político y social que configura a nuestra nación.  El modelo centralista, señalado como el más grande de los males políticos, económicos y sociales, ha sido con frecuencia referido para encontrar justificaciones a décadas de abandono. Sin embargo los ensayos de solución que a lo largo de la historia se han presentado y ejecutado tampoco han dejado satisfechos a todos. La creación de regiones para planificación, la delegación de funciones o creación de organismos descentralizados, por lo general sin suficientes fondos, no han sido capaces de atender las innumerables listas de peticiones de sus comunidades.  Es por ello que el debate vuelve, porque el problema sigue vigente.

La pregunta sobre si el federalismo es o no la solución es uno de los temas de conversación, otro es el cómo podría articularse de acuerdo con la normativa vigente, cuáles serían los pasos y los procedimientos. Se han expuesto ejemplos de países actualmente gobernados por distintos modelos ideológicos y económicos que han organizado su sociedad como estados federales bajo un cuerpo central.  México, Brasil y Argentina entre los más cercanos. Sin embargo, a pesar de ser federales, sus sociedades no han resuelto la extrema pobreza, las participaciones inequitativas, o la injusta distribución de recursos.   

Es importante que, si la sociedad quiere ir por este camino, se lleve adelante un debate serio, con profundidad y metodología.  Que no sea únicamente el reflejo o la reacción a unas semanas en las que los ánimos quedaron susceptibles y el desprecio por la clase política y su falta de resultados lleve a asumir cualquier anuncio como solución.  

Es también necesario que a la par de esta conversación, el gobierno haga esfuerzos por articular su propia agenda y ejecutarla.  Mirando sobre todo las ofertas comprometidas durante las movilizaciones de junio y consolidar una hoja de ruta sobre los urgentes desafíos.  A los cambios de nombres en el gabinete deben seguirle cambios en la gestión, en la política y en el enfoque del programa de gobierno de manera que entregue resultados.  Esa urgencia no se resuelve con el federalismo.