¿Y qué luego del debate?

Jorge Durán

Luego del debate –limitado por muchas circunstancias- entre los nueve aspirantes a la Alcaldía de Cuenca, los electores podrán vislumbrar, con mejor criterio, quien debe dirigir los destinos del cantón en los próximos cuatro años.

Es un buen ejercicio de ciudadanía sacar conclusiones sobre las respuestas dadas por los candidatos a la preguntas, si bien algunas redactadas para recibir generalidades como respuestas; otras, tan largas, llenas de subordinaciones, volviendo difusas y esquivas las contestaciones.

De todas maneras, algo es algo; y con lo expuesto, no suficiente por supuesto, podría comenzar a disiparse la indecisión, cambiar de opinión a lo mejor, no optar por el voto nulo ni el blanco.

No se trata de echar de menos reacciones surgidas en redes sociales luego del “debate”. Pero sí es necesario actuar con responsabilidad, conocimiento, información, reflexión, y hasta civismo, para llegar al día de la votación pensando en el presente y futuro de Cuenca.

Las generalidades, los lugares comunes, los fatuos contrapuntos; el facilismo, incluyendo el jurídico; los ofrecimientos hechos sin decir cómo cumplirlos; las soluciones planteadas con cierto desparpajo a problemas de fondo; la “experiencia” expuesta sin reconocer los fracasos, merecen ser sopesadas, discutidas, comparadas, para escoger al mejor, al más visionario, a quien tenga y demuestre señales de liderazgo, de pensar y tener un proyecto de ciudad, partiendo de poner en la cima de su gestión a la gente y sus múltiples necesidades y aspiraciones.

No convendría llegar a elegir al menos malo. Esto equivale a elegir mal. Los candidatos deben esforzarse para ganar con el mayor número de votos posible. Les garantizará legitimidad y margen de maniobra para buscar consensos.

No olvidar. Si elegir un buen alcalde es cosa seria, también lo es escoger a buenos concejales. Esto permitirá tener un Concejo Cantonal como se merece Cuenca.

Aún queda tiempo para reflexionar el voto.