“Idus de marzo”

Gerardo Maldonado Zeas

El 15 de marzo del año 44 a.C en la curia del teatro de Pompeyo fue asesinado Julio César a manos de 60 senadores, algunos de ellos, los tristemente célebres Casio Longino, Marco  Bruto, Publio Casca y Tilio Cimbro, estos dos, recordados por haberle asestado los primeros golpes.

Los magnicidas autodenominados “Libertadores” construyeron la estrategia del complot años antes, apenas Julio César había ganado a Pompeyo la batalla de Fersalia en Grecia.  Con reuniones secretísimas, poderosos comités de análisis político; y, un extremismo conservador del Senado, prepararon el golpe. Jamás les importó mantener los derechos del pueblo, ni su bienestar.

Sobre la vida pública de Julio César, ha habido cuestionamientos y reconocimientos; desde su popularidad en el combate a los intereses de la rancia nobleza del Senado, hasta las envidias y resentimientos de quienes durante siglos venían manejando y lucrando de la República.

Mayo de 2021 en Ecuador, Lasso es elegido presidente. Las trabas a su gestión, manejada desde la oposición perdedora, más los enemigos ideológicos, y de aquellos que sin el poder formal utilizaron al país (PSC), son claras. Una Asamblea Nacional desconectada de la realidad, sin tramitar leyes para rescatar al país del fango generado por la pandemia de la COVID 19, sin importarles los pobres y desposeídos, con un clarísimo plan desestabilizador, apuntaron al presidente para destituirlo. Los complotadores se reunieron en junio de 2022 fracasando en el intento. Juraron venganza, su objetivo tal como en el Senado romano, era consagrarse viendo “rodar la cabeza” del primer mandatario. Para ello era clave, la enervación de las masas y la muerte política del oponente.

Febrero de 2023, la Asamblea nombra una comisión ocasional de opositores que perdieron las elecciones, más unos convidados aparentemente inocuos para jugar una ruleta de causales y así destituirlo. Con un informe bochornoso lleno de inconsistencias, lavan su propia vergüenza, eliminando la causal de “Traición a la Patria”; las asambleístas fanáticas gritan no importales el criterio de la Corte Constitucional, anhelan el circo, los minutos de fama que el destino les negó desde siempre. ¿Leonidas Iza y Virgilio Saquicela, subrayando la metáfora, serán los Servilio Casca y Tilio Cimbro, de la trama de Lasso? Los próximos días serán claves. Pésame por un país abandonado a la suerte del odio político, de la carencia de institucionalidad, a la ignorancia de las pasiones populistas, y a la pérdida de la fortaleza ideológica; pero también, del espejo de una sociedad decaída y resignada a que le vean las costuras más intimas, sin hacer nada. (O)