Mario Jaramillo, el maestro que sabía de todo

Marío Jaramillo nació en Cuenca, en 1945. Tuvo varios cargos, sin embargo, siempre sobresalió el de la docencia. / Archivo

Quienes tuvieron la suerte de conocer, y no se diga de interactuar, con el doctor Mario Jaramillo Paredes, sabrán de su lucidez.

Mire por donde se mire, el cuencano de porte alto y barba blanca tenía una capacidad para expresarse sobre cualquier tema. Tenía el talento para desentrañar una variedad de temáticas que a uno le dejaba absorto.

Cuánto conocimiento, cuánta sabiduría había en un personaje, cuyas clases de historia hacían que los estudiantes se interesen por el pasado. No solo de Ecuador. Si se le preguntaba sobre Centroamérica, él respondía; si se le preguntaba sobre Sudamérica, él tenía una respuesta.

No era un ‘todólogo’ como muchos, hoy, se enorgullecen de serlo. El doctor era distinto. Sabía de lo que hablaba, escribía de lo que sabía e impartía cátedra con su sola presencia que, físicamente, ya no está más.

Ayer, Jaramillo Paredes, nacido en 1945, falleció en Cuenca, ciudad a la que compartió su conocimiento. Aun cuando fue el forjador de la Universidad del Azuay, aun cuando se desempeñó como ministro de Educación, siempre sobresalió su calidad de maestro.

Sea a través de sus artículos en este medio, o en las aulas, primó la faceta de docente. Por eso, en Cuenca, si uno pregunta sobre el doctor, el recuerdo no llega por su trabajo como autoridad, sino por su característica como profesor.

Cuando entraba a las aulas de la Universidad del Azuay, los jóvenes enseguida se callaban y escuchaban lo que tenía que decir aquel hombre que llevaba a la lectura, que incentivaba a que uno se adentre en los libros para responderse las dudas.

El doctor no era de aquellos que llegaba, daba su clase y se iba. A Jaramillo Paredes le gustaba interactuar, y, sobre todo, escuchar. Escuchaba lo que tenían que decir sus alumnos. Y entonces empezaban los debates.

Pero ya todo queda en un recuerdo que puede ser vivido, por fortuna. Porque las personas que dan el ejemplo, que crean encuentros,
que comparten lo que saben sin esperar nada a cambio, viven aun cuando el cuerpo físico no está más.

Y ese es el caso de Mario Jaramillo Paredes, un ilustre cuencano de cabo a rabo que aquellos que lo conocieron sabrán recordarlo porque él ya es parte de la historia que tanto le gustaba impartir.

Mario Jaramillo Paredes fue rector de la Universidad del Azuay por tres veces consecutivas, entre los años 1992 y 2012.

Su labor como docente universitario empezó en 1972 y terminó en el 2012. Su especialización fue la Historia (AWM)-(I)