Accidentes aéreos que marcaron a Cuenca

: El 12 de julio de 1983 la portada de El Mercurio daba cuenta del peor accidente aéreo que se ha registrado hasta la fecha.

En el siglo XX, Cuenca estuvo marcada por una serie de accidentes aéreos que quedaron registrados en las páginas de El Mercurio. Ya sea en los propios espacios del cantón o en las rutas que cubrían los pilotos para llegar a la ciudad, los sucesos provocaron pérdidas humanas que no se han vuelto a repetir en los últimos cuarenta años.

Aun así, los accidentes todavía se mantienen en la memoria de los cuencanos. Basta con preguntar a los padres o a los abuelos para que se rememore lo que se vivió en los años en los que ocurrieron los desastres.

En la ciudad hay dos accidentes que más resonaron: el que ocurrió en el Medio Ejido y el que sucedió en Ricaurte.

Empecemos con el primero: el 17 de julio de 1946, un bimotor de la empresa Andesa, con ocho miembros de tripulación y 25 pasajeros, se disponía a aterrizar en Cuenca.

Sin embargo, el bimotor cuando estaba por tocar la pista se volvió a elevar por la “evidente pérdida de espacio en la pista”, escribiría 75 años después en este mismo medio el investigador Diego Rodríguez.

El bimotor logró elevarse para pasar por encima de lo que hoy es el centro de Cuenca para luego impactarse dos veces. La primera contra copas de árboles y la segunda en las inmediaciones en donde actualmente se encuentra el estadio.

El accidente provocó la muerte de todos los tripulantes y de 23 pasajeros. Únicamente sobrevivió un hombre de 55 años y su sobrina de 4 años.

El peor accidente de Ecuador

Un segundo accidente llegaría casi 37 años después, la mañana del 11 de julio de 1983. Ese día, un avión de la compañía Tame, que había sido adquirido por el presidente Jaime Roldós, se estrelló en el cerro Bazhún de la parroquia Ricaurte.

El suceso fue cubierto ampliamente por diario El Mercurio porque se convirtió en el accidente aéreo más grave que ha tenido el Ecuador. 119 personas murieron luego de que el avión golpeara el cerro. Entre los fallecidos estuvo un compañero de la redacción de este medio de comunicación, Iván Salgado.    

Luego de las investigaciones, se concluyó que el suceso había ocurrido por un error humano que dio fin a una serie de accidentes que se habían registrado desde 1976 en la ruta aérea que llevaba a Cuenca, y que fue llamada por El País de España como “la ruta de la muerte”.  

De acuerdo a los registros de El Mercurio de esa época, el 15 de agosto de 1976, un avión que cubría la ruta Quito-Cuenca desapareció con 59 personas a bordo. La aeronave no sería encontrada hasta octubre de 2022 por dos andinistas en el volcán Chimborazo.

Mientras que el 4 de septiembre de 1977, otro avión se chocó en el cerro Zhañón, en la parroquia Tarqui. 33 personas fallecieron en el accidente.

El mismo año, pero el 29 de diciembre, un avión que volaba desde Guayaquil hasta Cuenca se estrelló en Cañar. Los restos de la aeronave fueron descubiertos dos días después. El accidente dejó 25 personas fallecidas.

Por último, el 23 de abril de 1979, 57 pasajeros murieron luego de que el avión que volaba de Quito a Cuenca desapareciera. La aeronave fue encontrada tiempo después en la provincia de Pastaza.

Siglo XXI

Tras los accidentes continuos, desde 1983 no se volvieron a registrar eventos aéreos, al menos en la ruta hacia Cuenca. Sin embargo, ya en el nuevo siglo hubo dos eventos menores comparados con lo sucedido en la década de los setenta y ochenta.

El primero ocurrió el 24 de marzo de 2006, una avioneta que tenía como destino Macas despegó desde el aeropuerto Mariscal Lamar. La aeronave no estuvo ni un minuto en el aire y cayó sobre las bodegas de la fábrica de llantas General Tire.

Para los rescatistas que estuvieron en el lugar contaron a El Mercurio que el accidente, que dejó cinco muertos, pudo haber sido peor porque a ochenta metros se encontraba los compartimientos de combustible de la fábrica.

En cambio, el 12 de septiembre de 2010, un ultraligero cayó sobre una vivienda, en el barrio La Jacaranda. El siniestro dejó dos heridos.

Volar es seguro

Los accidentes aéreos ocurridos en Ecuador, a pesar de todos los hechos tristes que han provocado, también han servido para mejorar los protocolos y evitar que vuelvan a ocurrir.

Al menos así lo ve David Carrera, piloto cuencano que a principios de noviembre dictó en la ciudad una conferencia que respondía a por qué volar es seguro.

“Las regulaciones entre los años 30 y 80 han tenido su faltante en su aplicación, en ciertos tipos de mantenimiento o en los comportamientos de los tripulantes en la cabina. Pero a raíz de los accidentes han sido reforzados”, opinó Carrera.

Luego de las investigaciones realizadas para encontrar las causas de los accidentes, en Ecuador se han mejorado los procedimientos, así como las tecnologías de navegación.

“Al aeropuerto de Cuenca lo satanizan demasiado por su ubicación porque está dentro de la ciudad, dicen que es peligroso, pero no es así. Está dentro de los parámetros adecuados y normados para garantizar la seguridad de operación”, agregó Carrera.

Por todas esas razones es que un grupo de amantes y especialistas de la aviación, incluido Carrera, forman parte de Pilotg, una marca que promueve distintas actividades para mostrar que volar es seguro.

Quienes deseen ser parte de los eventos deben estar atentos a las redes sociales de Pilotg, en donde se comparten cada una de las actividades gratuitas para todos los públicos. (I)