Hoy más que nunca es importante y necesario fortalecer una conciencia colectiva que tenga la intensión de combinar; desde un determinado grupo humano, la diversidad de pensamientos, creencias y emociones en una sola forma de expresión; con la única intención, de crear un impacto transformador, es decir, un cambio positivo en una sociedad.
Podemos activar este poder colectivo, cuando ponemos el esfuerzo en una idea y la impulsamos creando ilimitadas posibilidades. Si bien, es un trabajo desde lo personal, es sin duda una práctica que se refleja colectivamente.
Fortalecer esta realidad de crecimiento en Ecuador, implica dejar de buscar el sentido de pertenencia solamente en lo tribal; para poder así, sobrepasar a los quejidos y lamentos producto de la corrupción e inconciencia humana.
Lo sucedido en la Asamblea Nacional, con respecto a la investigación que lleva adelante la Comisión Ocasional; sobre la muerte del candidato a la presidencia de la república Fernando Villavicencio, es un ejemplo para reflexionar: una actitud tribal impulsó a la legisladora, a la ministra y al grupo presente a ser partícipes y testigos de actitudes que lograron únicamente distraer, difamar diluir y dividir; provocando la desconfianza que resta al proceso.
Trascender estas acciones instintivas nos permitirá; desde una conciencia colectiva, resolver constructivamente los conflictos y sus efectos secundarios.
Para poder sostenernos como sociedad ecuatoriana en estos momentos de “crisis y guerra”, debemos exigir a la Asamblea Nacional y al conjunto de políticos elegidos por el pueblo, que fortalezcan los principios éticos propios de una necesidad colectiva que busca justicia, dignidad y sobre todo la verdad. (O)
