S.O.S.

Aurelio Maldonado Aguilar

Cobijados por la tibia y maravillosa frazada de la lejana niñez, tenemos la estupenda costumbre de reunirnos con regularidad los que nos denominamos “guaguas del Borja” por ser educados en la querida escuela 64 años atrás y charlamos, reímos, bromeamos y discutimos problemas álgidos de la vida, desde cada una de nuestras perspectivas y rol en la vida. Muchos son importantes y reconocidos profesionales y todos inteligentes y productivos en sus conceptos.

Preocupados y mucho, concluimos ayer, que el hombre en su magnificente desarrollo e inteligencia, se mantiene en loca carrera por conseguir el más elevado estándar de vida posible y cosas suntuosas, verbigracia joyas que luce en su cuerpo y que para conseguir gramos de ese que considera el amarillo metal de la importancia y la ostentación más vana, se obtiene depredando toneladas de tierra y contaminando con  el residuo de la explotación el elemento más valioso y que es el 70 % de nuestro cuerpo, el agua. Este es un ejemplo, más  existen miles de ellos y el hombre no levanta la vista y se vuelve consciente que estamos acabando con nuestra casa, la tierra, la única que tenemos y consecuentemente, llegamos con naves no tripuladas a un agujero negro para saber más del cosmos del cual somos un simple átomo vagante y la luna en breve será nuestra casa de campo, mientras que depredamos enormes superficies de bosques, rompemos el medio ambiente con urbanizaciones y carreteras y el resultado nos viene como un chasqueante latigazo, con inundaciones tenebrosas, sequias abrazadoras, perdida de glaciares, que aspiramos sean alarmas que nos despierten a tiempo y volvamos a ser más humildes y respetuosos todos los hombres y conglomerados del mundo. Nosotros vivimos en una cuenca hidrográfica privilegiada de ríos vertientes y cascadas que se van volviendo escasas e incontrolables con nuestras talas indiscriminadas. La Josefina no fue suficiente para despertar nuestro empeño de cuidar nuestra casa y su agua. Se secan humedales para pastoreo o se emprenden obras demagógicas para alegría de pocos, mientras ya somos golpeados por nuestra misma estúpida indolencia.

Concluimos reflexivos y molestos por todo este tema de enorme trascendencia y el corolario de todo fue que, deberíamos formar un grupo independiente de políticas y gobiernos, de carácter autónomo y luchar por algo que es vital y trascendente, el respeto al medio ambiente. Cuanto adelantaríamos si muchos grupos como el nuestro se sumarian a la causa de mantenernos vivos y en nuestra casa bella y verde. (O)