Con el puño apretado

Andrés F. Ugalde Vázquez @andresugaldev

OPINIÓN|
Nació en el Guayaquil de 1908 como el primogénito de una acomodada y conservadora familia porteña. Y ya desde muy joven comprendería el poder de la palabra escrita. Por eso, a raíz de la huelga y la masacre de los trabajadores en el Guayaquil de 1922, formaría un grupo de escritores que harían de la pluma un arma popular. El “Grupo de Guayaquil”, dónde confluirían las plumas de Gallegos Lara, Aguilera Malta y por supuesto, la suya: la del innumerable Alfredo Pareja Diez-Canseco. Época de oro para la narrativa y el realismo. Literatura con la piel erizada por la injusticia. Una literatura pensada para cantarle las verdades al poder.
Pero sería la historia su vocación. Y no la historia contada como una estéril cronología de fechas. No, esta sería historia escrita desde la sangre. Con el puño apretado. Así como Galeano alumbraría las “Venas Abiertas”, narraría él, en la “Hoguera Bárbara” (1944), el más infame de los crímenes: la inmolación de Eloy Alfaro y los héroes liberales. ¿Qué no debe la historia ser apasionada? ¿Qué no es ésta una forma objetiva de contarla? Pues no lo es. Y así es mejor. Quede el objetivismo para los fríos objetos. Y abracemos el subjetivismo los sujetos que somos herencia y resultado de nuestra historia desgarrada.
Una historia que, Alfredo Pareja viviría durante el destierro y la prisión de las dictaduras. En su diputación por el Guayas. En su paso como ministro de Roldós. Sin embargo, para las inteligencias sensibles, no son los nombramientos sino los gestos sencillos, dónde se esconde la gloria. Sería un día (según lo recuerda Pedro Saad), en el que recibiría una carta desde la Penitenciaría del Litoral. La suscribían los integrantes de “Alfaro vive, carajo”. Le pedían libros, nada más. Y dice Saad que “… cuando, digerida la emoción, pudo hablar, dijo que estimaba cumplida su tarea de historiador…”.
Y sí, tal vez sea cierto. Tal vez la historia no está construida con hechos sino con recuerdos. Con pedazos de vida. Con girones de memoria. Y con anhelos también, por ese pasado que ha sido y ese futuro que no podrá ser…(O)