¿Qué presidente?

José Chalco Salgado josechalcosalgado@gmail.com

OPINIÓN|

Ya sabemos el que tenemos. Analizarlo, sería una innecesaria pérdida de tiempo. Y aunque exista el refrán “cada pueblo tiene el gobernante que se merece”, no. No me deja tranquilo esto para el Ecuador. No es justo. No podemos contentarnos con la historia del país y el prototipo del presidente promedio.

Ya es tiempo de pensar -con seriedad y proyección- el futuro del Ecuador. El próximo presidente tiene que cumplir con cualidades humanas, pero de talla y desafío. No puede ser el clásico populista, querendón, bailador o contador de “cachos”. Ya no. Lo digo con firmeza. Es urgente un líder que comprenda que el mundo ha cambiado y que los retos ya no son los de entonces, sino los de ahora.

Se necesita un presidente de avanzada, capaz de marcar el camino hacia una nueva sociedad que aprenda del modelo comunitario para el desarrollo. Con varios desafíos. Desarmar el status quo de diferentes relaciones de poder, incluso de aquellas que se atrincheran en el discurso de víctima, menos favorecido y derecho conquistado. Ha de contar con características intrínsecas de un líder visionario y ético. Energía, capacidad, madurez, serenidad y profundidad de análisis para sus ejecutorias. Lo urgente: comprender que el problema económico implica decisiones diferentes, provocadoras, fuera de molde, pero a la vez adelantadas a mantener -en alguna medida- una mínima estabilidad económica para las familias ecuatorianas.

Garantizar las fuentes de trabajo, salud y educación, es un principio mayor que se sobrepone al cálculo de adecuación de las circunstancias, es decir no puede seguir pensando en llegar al objetivo con las mismas fórmulas de antaño. Tendrá que innovar para destrabar las cargas impositivas, el paternalismo estatal y la jerarquización. Y lo importante: un perfil que tenga personalidad, capaz de no sucumbir ante los manjares del poder y las ofertas de la corrupción; y no que él sea el único honesto y la culpa de los demás, sino que todo su gobierno esté blindado por la ética y decencia.

¿Qué presidente? Varias opciones. ¿En dónde? Aquí mismo, pues no hay súper héroes. ¿Entre quiénes? Entre aquellos que están más allá, sí, más allá del cálculo de sus intereses. O sea, más formados, menos oportunistas y más ciudadanos. (O)