OPINIÓN|
Los actos de corrupción en nuestro país son de dominio público, cuyos actos recaen sobre la administración de la hacienda pública, en los últimos tiempos, el fraude y clientelismo, se expande como una sombra de cinismo y desprecio por la legalidad que hace imposible el desarrollo y el buen funcionamiento de las instituciones. Hemos asistido, a actos de juzgamiento que condenan el atraco de los fondos públicos, que como llamara el General Frank Vargas, es “un asesinato Social”, que no tiene perdón, porque se ha privado que los sectores vulnerables sean atendidos prioritariamente en esta época de pandemia que ha diezmado la vida de muchos ecuatorianos. Con el dinero que se han aprovechado estos facinerosos, hoy juzgados, otros por juzgarse y otros en camino de ser investigados, se habría podido mejor los niveles de salud, incrementando la áreas de cuidados intensivos que tanta falta hacen y no dan abasto a los pacientes de extrema gravedad para que no mueran ancianos y niños por falta de atención oportuna y de camas en los hospitales a donde concurre la población en forma mayoritaria, se hubiese construido viviendas para que los menesterosos, se habría mejorado la calidad de vida de la población. Cuánto daño le han hecho a mi Patria, estos embusteros que engañaron a los ecuatorianos hasta encaramarse en altas dignidades y aprovecharse de ello, para beneficio del grupo de familiares y su camarilla. Para protegerse manosearon las Leyes, las hicieron a su antojo a fin de que cuando llegue el momento, la pena a imponerse por el delito de Asociación ilícita, resulte un escarnio para la sociedad y un premio para los corruptos, permitiendo incluso la suspensión condicional de la pena. Qué vergüenza. (O)