OPINIÓN|
Bien dicen que la política es el mejor negocio, cuando se sabe “manejarla” con habilidad. Allí está el caso de cierto joven empresario, cuya carrera se estrelló en días pasados cuando la avioneta en que viajaba, en compañía de su novia modelo y otros amigos, cayó en Perú, cerca de la frontera.
Un triste final para un meteórico ascenso, presuntamente corrupto al parecer, de este muchacho que a los 19 años ya era millonario, todo gracias a la política y sus relaciones nada santas con autoridades, partidos y movimientos.
Este joven, por lo que ahora se sabe, había amasado una verdadera fortuna, ya que era propietario de por lo menos 10 empresas, y accionista de otras tantas, aparte de tener participaciones en innumerables negocios.
No hay que olvidar que también era propietario de un apartamento de lujo en Miami, a más de una casa en la misma ciudad norteamericana, a donde según las denuncias públicas, iba cierta familia de políticos a hospedarse.
Y como dicen que el éxito trae aparejado el amor, el joven de la historia conquistó, por sus encantos personales o por su dinero a una joven ex reina de belleza y modelo, con la que compartía departamentos de lujo en Guayaquil, también de su propiedad. Es decir, el muchacho era ya un pequeño Bill Gates, e iba camino a convertirse en un Soros.
Quizá desde el cielo intervino la justicia, ya que en la tierra ecuatoriana esta se ha eclipsado, y la avioneta en la que fugaba, se cayó, se dice que con una gran suma de dinero que todavía no aparece y a lo mejor no aparecerá nunca. Es decir, como reza el refrán popular “Se le durmió el diablo” al intrépido muchacho, que a la sombra de ciertos líderes políticos y ex autoridades ganó tremenda fortuna.
Un pésimo ejemplo para algunos jóvenes del país, que pueden sentirse tentados a seguir los pasos de este muchacho que vio en la política una excelente oportunidad para volverse multimillonario en menos de una década, para el sí, una década magníficamente ganada. (O)
