Humildad y soberbia

Hernán Abad Rodas

La humildad como virtud se ha desvalorizado, llegando a ser tomada como manifestación de debilidad en el carácter del individuo.

A la “humildad “se la conceptúa como una disposición de la persona a aceptar su condición y calidad de humanas, en las cuales la fortaleza y la debilidad encuentran un justo equilibrio. La humildad no es descalificación propia sino gratitud con lo que terceros puedan aportar a nuestra sabiduría.

La soberbia como antítesis, rebaja al individuo a un extracto de “pobre ser” digno de pena, pues la insolencia intelectual conforma un obstáculo mayor para el aprendizaje.

Una de las revelaciones del humilde es la aureola de su intelecto, que le permite un real conocimiento de las distintas facetas en que se desenvuelve, permitiéndole conducirse de manera racional.

El no-humilde, en el mundo desacertado en que vive, pretende mostrarse como poseedor de sapiencia extrema… convencido de que el resto no se percata de que su petulancia es un “síndrome” muchas veces de envidia e ignorancia.

La sociedad demanda de humildes. De seres prontos a reconocer que todos los humanos tenemos algo que aportar. No de “sabios” necios, que se limitan a irradiar energías negativas atentando contra la razón.

En verdad, la sabiduría y la humildad son supremos valores humanos que constituyen el don de los VERDADERAMENTE GRANDES.

Sabiduría y humildad son como cuerpo y alma. Sin el cuerpo, el alma, no es más que un viento vacío. Sin el alma, el cuerpo, el cuerpo no es más que una estructura carente de sentimiento.

El hombre con muchos conocimientos, pero sin sabiduría y humildad, es como un soldado que entra a un combate sin armas. Su cólera emponzoñará a su comunidad.

El ser humano carga aún con mucho del instinto animal, manifestaciones de ello: su agresividad, ira, envidia, venganza, astucia, codicia, mentira, etc.

El 11de abril el ciudadano tendrá en sus manos, el permitir o no el regreso de la soberbia, el autoritarismo, la venganza, el despilfarro y la corrupción.

“Un cínico es u hombre que conoce el precio de todo y el valor de nada” (Oscar Wilde). (O)