Vacunas VIP

Andrés F. Ugalde Vázquez. @andresugaldev

Comprendo, estimado lector, si tiene la sensación de que estoy repitiéndome sobre temas tratados hasta el cansancio`, porque yo siento lo mismo. Y, sin embargo, debo hacerlo, porque la crisis ética que atraviesan nuestras instituciones no deja más remedio. Y podría decir que no quiero hacer juicios de valor sobre los servidores públicos a cargo resolver el tema sanitario, pero la verdad es que si quiero. Y tengo derecho, como ciudadano de hacer juicios, enojarme, frustrarme, carajear y preguntar cómo es que estamos cumpliendo un año de pandemia, en el que lo hemos hecho todo mal. Todo.

Un año en el que hemos sido incapaces de esbozar algo que se parezca a un plan ordenado y coherente de vacunación. Un año de políticas erráticas y carencia de decisiones que nos ha puesto al final de la lista de las naciones que recibirán un flujo sostenido de vacunas. Vacunas que, además de llegar mal y tarde, se desvían en los oscuros corredores de quienes pueden sobornar al funcionario de turno, para ir a parar a manos de millonarios, ministros, clubs privados (y me refiero al Rotary Club de Guayaquil, a ustedes sí, con todas las letras), chefs, dirigentes deportivos y hasta tiktokers. Las famosas vacunas VIP ¿recuerda?

Y claro, a esto habrá que sumar el problema de que ya nadie cree ni confía en este gobierno. Que todos suponemos (en realidad estamos seguros) de que la historia de las vacunas seguirá el mismo derrotero de las mascarillas, las fundas de cadáveres y los kits de alimentos. Es decir, que se hundirá en el pozo sin fondo de esta corrupción que ya no encuentra límites, ni siquiera en el sentido de humanidad. Y claro, flaco favor hace el Ministerio de Salud cuando, además, decide mantener en secreto los nombres de las personas que recibieron la vacuna (que alguien me explique ¡carajo! porque la lista es confidencial), ahondando más esta sensación de desamparo, desconfianza, rabia y frustración. Coctel peligroso, debo decir, para un pueblo asustado, indefenso y tan, pero tan cerca, de la indignación… (O)