Daño al país y a las instituciones

Mario Jaramillo Paredes

Los Contralores de los últimos catorce años y quienes conformaban sus círculos íntimos, no solamente le hicieron un terrible daño al país sino también a la Contraloría, cuya imagen deterioraron terriblemente. En el IESS el daño es similar. Se desperdiciaron millones de dólares en proyectos inmobiliarios, que hoy están inservibles y abandonados, mientras hay la amenaza de que los fondos de salud y de jubilaciones se agoten en poco tiempo. Su principal responsable está fugado del país y como siempre ocurre será imposible recuperar esos recursos. Las dos instituciones necesitan recuperar credibilidad.

En la Contraloría, una administración cuyos dos titulares de los últimos años hoy está fugado en Miami el uno y preso, el otro, ordenaron borrar glosas a compinches de su mismo gobierno y a grandes empresas nacionales y extranjeras. Glosas de unos cuantos cientos de millones de dólares, a cambio -como hoy está demostrando la Fiscal de la Nación- de cobrar coimas millonarias.

En la Contraloría y en el IESS hay servidores- la mayoría- con calidad profesional y humana que nada tienen que ver con la quiebra moral que se dio, aun cuando algunos callaron por miedo. Pero, hay también muchos culpables por acción u omisión en los niveles directivos. Que no vieron ni oyeron nada. Que privilegiaron su lealtad al régimen que les nombró y no al país al que se deben. Las dos instituciones son ejemplos visibles, pero ni lejanamente las únicas. Corrompieron a casi todo lo público.

Cuando algún día funcione la justicia en el país y no solamente haya que esperar que la justicia norteamericana nos “dé atrapando” y sentenciando a los pillos disfrazados de políticos, será demasiado tarde. Esos asaltos serán- como cientos más de los últimos años- parte de una trágica y pestilente historia de impunidad. (O)