Inocentes

Hugo Lucero Luzuriaga

Inocente, conceptuado como la persona que está libre de culpa o de pecado o que no tiene malicia, mala intención o picardía, lo contextualizamos a propósito de la llegada del “Día de los Inocentes” el 28 de diciembre, fecha religiosa que se lo festeja en memoria de la matanza de niños inocentes por mandato de Herodes. Desde aquella versión cristiana en el devenir del mundo aparecen varios inocentes que incluso han pagado con sus vidas por defender a los demás, pero también hay falsos inocentes, mentirosos, engañadores y embusteros que causan mucho daño a la sociedad.


En este contexto: ¿Qué podemos decir de gobiernos anteriores que ofrecieron dar empleo, vivienda, educación y más, terminando engañándonos, aunque sigan predicando su inocencia? ¿Inocentes serán acaso exfuncionarios de alto rango que están disfrutando de lo robado como fieles clientes de paraísos fiscales? ¿Inocentes serán aquellos que casi incendian a Quito en octubre de 2019? ¿Acaso será aquella asambleísta que aconseja robar bien? ¿Serían buenitos aquellos que priorizaban las vacunas para sus familiares y allegados? ¿Acaso aquellos, que se hicieron de la vista obscura para dejar pasar armas y drogas a las cárceles del país? ¿Serían inocentes aquellos que negociaron con insumos y medicinas del IESS y MSP? ¿Acaso serían inocentes aquellos que intimidan a la población con nuevas protestas violentas? ¿Serán inocentes aquellos narco-generales a los que se les retiró la visa gringa? ¿Serán buenitos o inocentes aquellos que ofrecen disminuir impuestos para terminar haciendo lo contrario?


Lo mencionado induce a pensar que este 28 de diciembre muchísimos “vivos” querrán aparecer como inocentes, víctimas o salvadores, pero que al final del camino terminarán sumándose al grueso de los engañadores. A propósito de engaños, vale recordar los ofrecimientos de gobierno nacional de tomarse la deuda del tranvía, la implementación de mejores vías para el Azuay, a defender el agua y la naturaleza y sobre todo la vida misma que está en juego cuando hay incumplimientos a un PUEBLO INOCENTE que dio el voto y que ¡Dios no quiera!… se le siga engañando. (O)