El cambio climático afecta nuestras cuencas

La importante cumbre sobre el clima, conocida como COP26 desarrollada en Glasgow-Escocia-Inglaterra, del 31 de octubre al 12 de noviembre de este año, congregó a representantes de 200 países para alcanzar urgentes acuerdos para limitar el calentamiento global, pues según científicos y expertos de salud, el cambio climático es la mayor crisis del planeta.

Según el reciente sexto informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático IPCC, las modificaciones en el régimen de precipitación presentaron disminuciones en la parte occidental de Los Andes y en la Región Andina de Ecuador, Bolivia y Argentina, teniendo una gran incidencia en el ciclo hidrológico y afectando variables como la intensidad espacio-temporal de la lluvia, la escorrentía superficial y la capacidad de reposición de agua.

Unos de los estudios más profundos que se han realizado en nuestra región, para investigar el impacto del cambio climático sobre las variables hidrometeorológicas es la cuenca del río Paute, subcuenca del Tomebamba en Monay y Matadero en Sayausí, y además en la pequeña subcuenca Guagrahuma del Machángara, a partir de una serie de datos observados tanto de lluvia como de temperatura.

Los resultados advierten de la amenaza creciente del cambio climático. La temperatura de la cuenca del Paute tiende a calentarse con una tasa de 0,28 ºC por década. El incremento de temperatura conlleva cambios en la distribución de las especies vegetales, el pajonal, aumento en las tasas de evapotranspiración y en la sequía del suelo; lo que se traduce en pérdida en la capacidad de retención de agua del suelo y en la variabilidad de caudal.

¿Cuál es la solución frente a este preocupante panorama que nos advierten estos estudios rigurosos en nuestras cuencas? Sin duda que la protección y la regulación de las cuencas. ¡Ya no se puede seguir extendiendo sin control la actividad ganadera y destruyendo el pajonal y el chaparro!

Además la necesidad de ahorrar la energía, su uso racional y eficiente, el empleo de energías alternativas, preferiblemente energía renovable y limpia como la hidroelectricidad, la eólica y la solar fotovoltaica. (O)