Las finanzas en una sociedad justa

Bladimir Proaño

No hay un sano equilibrio entre violencia y empleo: un mayor nivel de empleo reduciría la tasa de violencia. Esto no parece confirmarse en el Ecuador. Vemos todos los días la captura de sustancias sujetas a fiscalización por parte de la autoridad competente, pero vemos, aunque no lo transparentamos, cómo la economía del país se mueve por el dinero producto de estos “activos”.

El crecimiento de algunas economías y territorios, evidencian crecimiento por el impulso que provocan o dejan las actividades relacionadas con el lavado de activos.

Hay quienes sostienen que el Gobierno es un empleador muy importante; y por otro lado, se cuestiona la obesidad del Estado.

De igual manera, que una mayor inversión privada, conlleva un aumento del empleo y lleva a un aumento de la producción (crecimiento económico) pero no necesariamente a una mejor distribución y un pago de impuestos.

Entonces cómo podemos aspirar a una convivencia en una sociedad más justa, donde la violencia no tenga las dimensiones que tiene hoy, pero sí que tanto Estado como empresa generen inversión y empleo.

Una población ocupada con oportunidades de trabajo, seguramente restará los espacios para la violencia.

Pero no basta que haya inversión-empleo (y por tanto creación de riqueza), se sugiere aliviar las desigualdades, que estoy seguro lo conseguiremos desafiando a la sociedad y sus líderes a replantear el papel de las finanzas, entendiendo esta no solo como la manipulación del dinero o la gestión del riesgo, sino como la administración de todos los activos de la sociedad.

Las personas que se dedican profesionalmente a las finanzas -desde los altos ejecutivos empresariales, banqueros, cooperativistas, agentes de seguro, reguladores-podemos llevar a cabo esta misión y hacer crecer los bienes de la sociedad.

Asimismo, reconocer cómo las finanzas han contribuido históricamente al progreso de la sociedad a través de la creación de los seguros, las hipotecas, las cuentas de ahorro y las pensiones; por lo tanto, necesitamos pensar en nuevas formas de dirigir la creatividad financiera para que ésta ayude al bien común y toda la sociedad resulte beneficiada. (O)