El oro azul 

Eduardo Sánchez Sánchez

Gran parte del mundo está sediento en virtud de cambio climático, alteración de los ecosistemas, deforestación agresiva, deterioro de los ecosistemas por causas antropogénicas, avance de la frontera agrícola, polución industrial y doméstica del agua y sus fuentes, presencia de muchas formas de polímeros plásticos que adulteran al más noble compuesto químico de la naturaleza como es el AGUA.

Sirve analizar lo que hemos visto a lo largo de nuestras vidas en un proceso constante de degradación ambiental, un diario acto humano que deforesta lo que la naturaleza preparó a lo largo de millones de años, con agua y ecosistemas que albergan vida y actualmente la destructora minería.

La deforestación ha sido tan común con el comercio de maderas nobles y las otras se descomponen en el suelo que en el mejor de los casos pasa a ser para pastoreo de ganado vacuno, como que en Ecuador fuésemos deficitarios de carne y leche o el precio de éstos derivados justificara la destrucción de la foresta nativa.

Para los gobiernos y para el común de los mortales, no es importante reforestar y contar con bosques que garanticen servicios ambientales como producción de agua, purificación del aire que respiramos, mitigación de los efectos del cambio climático (presente en nuestro país), generación de hidroelectricidad, fuentes de trabajo en agricultura y seguridad alimentaria, protección de la biodiversidad.

Contaminamos con el crecimiento del parque automotor (alrededor de 160.000 unidades) y un gran descuido en el mantenimiento técnico de los motores que apreciamos en calles y vías, como escenarios llenos de humo y vapores de combustibles no quemados, que llegan a nuestros pulmones.

La biodiversidad es tan importante, por cuanto crea el escenario para la presencia de toda forma de vida, Ecuador cuenta con 1.722 especies de aves, 1.300 especies de helechos, peces y vertebrados acuáticos superan las 1.400 especies. (O)