Sin disimulo

Juan F. Castanier Muñoz

Es justo que las agrupaciones políticas y los movimientos sociales del país tengan sus metas y aspiraciones; estas deben, al amparo de la ética y la buena fe, sintonizarse perfectamente con las metas y aspiraciones comunitarias, y jamás superponerse a ellas, peor aún, disfrazando muchas veces los verdaderos objetivos de sus planes y acciones. En épocas de “remanso” político, muy poco frecuentes en el Ecuador, mientras en las tiendas políticas “el músculo duerme, la misión descansa”, se vuelve un tanto difícil descifrar qué mismo están persiguiendo los protagonistas de la farándula politiquera, pero, cuando por “a” o por “b” circunstancias se agita el avispero, entonces los “cuarteles de invierno” de organizaciones y movimientos sociales retornan a una actividad febril, a un corre corre incansable, sin horarios, y cada actor se vuelve un especialista en el tema de moda, y, por supuesto, con aires de erudito y autocalificado para pronunciarse sobre las más complejas circunstancias, con poses de solvencia “extraterrenal”.

La crisis de violencia de la semana pasada, causada por las bandas narcodelictivas que operan en el país, desde hace mucho rato, es un ejemplo de lo mencionado. La dirigencia del correísmo y de la CONAIE, han vuelto a coincidir en sus no disimulados objetivos: derrocar al gobierno legítimamente elegido y constituido. Los primeros, tras lograr la impunidad de “el innombrable” y de los demás miembros de la banda, implementar su regreso y su participación en las próximas elecciones. Los segundos, tras una toma violenta del poder. En uno y otro caso, y aquí está lo grave y perverso de su actitud, no importan los resultados de los actos violentos, ni las muertes, ni la destrucción, ni la intranquilidad. Ni siquiera se han tomado la molestia de condenar los hechos criminales o lo han hecho a más no poder, como quién ve más bien con gusto, ¡increíblemente!, lo que está pasando en el país y de cuya realidad son importantes corresponsables.

Imperdonable que hechos dolorosos para la sociedad, pretendan ser aprovechados, sin disimulo, en beneficio de protervos intereses politiqueros. (O)