Cuenca patrimonial

María Eugenia Moscoso C.

Han transcurrido más de dos décadas desde que Cuenca fuera declarada ciudad Patrimonio de la Humanidad, en 1999. Constituye motivo de rechazo el constatar, cómo conductores inescrupulosos y en abuso flagrante de sus poderosos vehículos, desestiman todo cuidado y hacen de las escalinatas, que unen el casco urbano con el Ejido, construidas para uso peatonal, el espacio para el ascenso y descenso de motocicletas vertiginosas, que se movilizan como bólidos.  Tampoco es permitido estampar graffitis y restar con manchas de colores la sobriedad del cemento que acompaña este lugar y que corona la belleza del río Tomebamba, río con volúmenes elevados de corriente en épocas de invierno y con bajos caudales en épocas de estiaje, permitiendo ver el lecho de los ríos, apenas entremezcladas las piedras del fondo por el agua. ¡Es hora de poner mano dura a estos conductores desaprensivos de los bienes patrimoniales de nuestra ciudad!

No hay duda que Cuenca es mecida por el rumor de sus cuatro ríos y enmarcada entre saucedales que permiten la contemplación del barranco, zona especialmente bella y que caracteriza a esta ciudad de ríos y barrancos.

¡Por eso te quiero Cuenca, por tu imagen primorosa, por tus ríos y tus iglesias que atraen a propios y a extraños! (O)